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La provincia de Biobío cuenta con una riqueza micológica notable, con especies comestibles que incluyen changles, digüeñes, pinatras y loyos, que encuentran su hábitat ideal en los bosques nativos de la región, especialmente de robles, de nombre científico Nothofagus Obliqua.
Asimismo, las plantaciones forestales de Pinus Radiata ofrecen la conocida "callampa de pino" y la llamativa "callampa rosada", altamente reconocidas y recolectadas para su exportación.
Otros tesoros gastronómicos que se pueden encontrar en la zona son las apreciadas morillas, las cuales emergen en bosques nativos y plantaciones de pino y eucalipto entre los meses de agosto y noviembre. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todos los hongos que se encuentran en la provincia de Biobío son comestibles.
En entrevista con diario La Tribuna, el académico Daniel Chávez Matamala del Laboratorio de Investigación en micorrizas y aplicaciones biotecnológicas de hongos de la Universidad de Concepción Campus Los Ángeles afirmó que la provincia de Biobío es hogar de una amplia variedad de hongos silvestres, muestra de la biodiversidad local. Sin embargo, es importante destacar que la recolección y consumo de estos hongos requiere conocimiento y precaución para evitar peligrosas intoxicaciones.
En ese sentido, el académico expresó que "los hongos silvestres aparentemente parecieran ser inocuos, sin embargo, algunos de ellos pueden ser mortales para el ser humano".
¿Existen meses del año o temporadas en que se den en mayor abundancia los hongos silvestres?
En Chile, los hongos si bien se pueden encontrar durante todo el año creciendo en diferentes hábitats es entre los meses de abril a junio donde se concentra una mayor fructificación de éstos posterior a las lluvias, y antes de iniciar las heladas, iniciando un nuevo pick de fructificación entre los meses de septiembre y octubre con el inicio de la primavera.
¿Qué tipos de hongos comestibles podemos encontrar en las comunas de la provincia de Biobío?
Entre las especies de hongos silvestres comestibles que se pueden encontrar en las comunas de la provincia del Biobío destacan los changles (Ramaria Flava, R. Botrytis), digüeñe (Cyttaria Espinosae), pinatras (Cyttaria Berteroi), loyo (Boletus Loyo), entre otros, asociados a bosque nativo, principalmente robles (Nothofagus obliqua). En tanto, en plantaciones forestales de Pinus Radiata principalmente, se encuentran la callampa de pino (Suillus luteus, S. Granulatus, S. Bellinii) y la callampa rosada (Lactarius Quieticolor, L. Deliciosus), como las más conocidas y recolectadas para exportación. Otras especies comestibles de alto valor son las morillas (Morchella spp.), las cuales se pueden encontrar en bosque nativo, o en plantaciones de pino y eucalipto entre los meses de agosto-noviembre.
¿Cuáles son las principales especies de hongos silvestres peligrosas en Chile que podrían causar intoxicación?
Entre las especies tóxicas que se pueden encontrar destacan Agaricus xanthoderma, Paxillus involutus, Gyromitra antartica y las especies del género Amanita, entre ellas, Amanita toxica, A. muscaria y A. phalloides. Esta última es conocida como el "ángel de la muerte" u "oronja verde", una de las especies más mortíferas del mundo, introducida en Chile en la década de los 80 aprox. (lo más probable asociado a raíces de árboles), teniendo los primeros registros de fructificación en los años 90 en Temuco, y hoy distribuida en toda la zona centro sur de Chile. A. phalloides ha sido, responsable de los casos fatales descritos en el país, efecto de su confusión con otros hongos silvestres comestibles al momento de recolectar. Este hongo presenta amatoxina y falotoxina, dos sustancias principales que pueden ser responsables de la intoxicación y posterior muerte de los individuos que la consuman.
¿Cuáles son los síntomas y efectos de una intoxicación por consumo de hongos silvestres peligrosos?
Los síntomas son variados y dependerán de la especie de hongo y de la cantidad consumida, y podrán ir de cuadros de intoxicación muy leves, como dolor abdominal y malestar gástrico, hasta daños severos que podrían necesitar de forma urgente de un trasplante de hígado o riñón.
Generalmente para el caso de intoxicación por Amanita Phalloides (síndrome faloidiano) se presentan tres fases. La primera es la fase intestinal con trastornos gastrointestinales, que se presenta entre las 6-12 horas de haber consumido los hongos, que provocarán náuseas, vómitos, dolores abdominales, diarreas y deshidratación. Esta fase es crítica, ya que puede ser causa de muerte a través de paro cardíaco o shock vascular, si la persona intoxicada no inicia inmediatamente un tratamiento.
La segunda fase es la de mejoría aparente que se prolonga por dos a tres días de la ingestión de los hongos y la tercera fase, que es igual de grave, y que se presenta a tres o cuatro días después de la intoxicación. Aquí, las toxinas que no son termolábiles, es decir que no se destruyen con la temperatura de la cocción, atacarán el hígado generando un daño hepático irreparable y se necesitará trasplante. Aproximadamente una semana desde la intoxicación y debido a hemorragias internas o coma hepático, se produce el deceso.
¿Cuáles son las medidas de seguridad recomendadas para distinguir correctamente las especies de hongos comestibles de las que son peligrosas?
Existe mucho mito al respecto, por ejemplo, se piensa que las setas que crecen sobre madera son todas comestibles, las setas mordisqueadas por animales son comestibles, las setas que cambian de color al cortarlas son tóxicas, entre otras.
Es bueno dejar en claro que no existe una única forma o medida de seguridad tan tajante como para decir este hongo es comestible y este otro es tóxico. La mejor medida es su correcta identificación.
¿Existen métodos de identificación confiables para distinguir entre especies comestibles y peligrosas de hongos silvestres?
Sí, existen, y la mayoría de ellos son métodos basados en el conocimiento científico, como por ejemplo las técnicas taxonómicas para identificación de especies que requieren de estudio previo. Estas técnicas permiten la identificación a través de la forma y coloración del pileo (sombrero), presencia de velo parcial, presencia o no de volva en el parte inferior del pie del hongo, himenio con láminas o poros, entre otras características morfológicas. Por otra parte, está la técnica de microscopía que ayudará a distinguir entre tipos y tamaños de esporas, si presentan o no ornamentación, y permitirá evaluar basidios o ascas para tener un primer acercamiento con que divisiones se está trabajando (Ascomycota o Basidiomycota), hasta llegar a nivel de especie. Aunque vale mencionar que para algunos géneros de hongos la morfología no será suficiente para identificación a nivel de especie requiriéndose aplicar técnicas moleculares de diagnóstico como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y posterior análisis filogenético. Parte de este conocimiento, se puede transferir a los aficionados a la recolección a través de actividades de capacitación.
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