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La odisea de la joven angelina varada en España: "Lo único que quiero es volver a mi casa"

por Juvenal Rivera Sanhueza

Javiera Morales viajó a la península ibérica a darle continuidad a sus estudios de ingeniería cuando esa zona fue afectada por la pandemia del coronavirus. En la conversación con La Tribuna, narra su experiencia en ese país en medio de las estrictas medidas de confinamiento obligatorio y expresa sus miedos de no retornar a Chile en la fecha convenida.

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Javiera Morales Silva es una joven angelina que reside en el sector Las Delicias, al sur de la ciudad, que el pasado 21 de enero arribó a España con una maleta grande llena de esperanzas y sueños.

Es que gracias a un plan de continuidad de estudios y a los ahorros de toda su vida, pudo lograr uno de sus propósitos más importantes como alumna: proseguir su formación profesional en la carrera de ingeniería, pero esta vez en una sede universitaria de la Madre Patria, específicamente en Vigo, en la región norponiente de la península ibérica, a unos 600 kilómetros de Madrid.

En esa ciudad gallega, que es bañada por las aguas del Océano Atlántico, se dedicó a lo que fue: a estudiar. Además, aprovechando la experiencia de vivir en un continente con estudiantes de otros rincones del orbe, como Francia y México, aprovechó los tiempos disponibles para aprender idiomas con sus compañeras de departamento.

Todo iba muy bien, tal cual como lo esperaba. Sin embargo, a las pocas semanas, España comenzó a experimentar los efectos de la pandemia del coronavirus. Lo que partió con un puñado de casos, con el correr de los días se convirtió en una de las peores emergencias sanitarias en ese país europeo, al punto que las autoridades, en una inédita decisión, resolvieron aplicar la medida de cuarentena total en la península.

Hasta ayer, el balance oficial reportaba casi 220 mil infectados por el virus. Lo peor: más de 25 mil muertos en poco más de dos meses.

Lejos de su hogar, de su familia y de sus amigos, Javiera ha debido lidiar con el miedo por una enfermedad de alcances insospechados, la preocupación por procurar cumplir con sus estudios y la incertidumbre permanente de no tener la certeza si acaso volverá a Chile en junio, fecha en que tiene pasajes de retorno.

De ahí que, a través de Instagram, se pusiera en contacto con La Tribuna para narrar su experiencia y pedir ayuda para retornar al país en la fecha convenida.

ESTUDIOS

Todo iba súper bien, la universidad bien, los ramos muy bien, las clases eran muy buenas y didácticas. Por el tiempo dedicado a los estudios, solo alcancé a salir a un par de lugares para conocer. Pero antes que esto pasara, estaba practicando idiomas, conociendo gente de otras partes cuenta Javiera, que comparte un departamento con jóvenes de México y Francia.

Sin embargo, cuando en marzo la pandemia del coronavirus empezó a ser un severo problema de salud pública en España, todo cambió. Cuando decretaron la cuarentena total, me enteré por mis compañeras de piso antes que por la universidad, que no tendríamos clases presenciales, explica.

De ahí en más, comenzaron las dificultades con las clases online. Es que estudiar en la región de Galicia implica que las jornadas de estudio sean en el idioma de esa zona: el gallego.

Como si fuera poco, las clases online se redujeron a un par de horas semanales. Entonces, lo que eran clases presenciales en gallego, se convirtieron en extensos documentos y actividades a realizar en ese idioma.

Y lo peor, las conexiones de internet se caen, no se pueden subir los trabajos y no es posible, al cabo, llevar un ritmo normal de estudios.

En el entorno, la situación general cambió radicalmente: Cerraron muchos locales en la primera semana, se detuvo toda la actividad económica y el euro subió muchísimo de valor.

En ese tiempo, aunque se han mantenido abiertos los supermercados con severas medidas sanitarias, igualmente han enfrentado la carestía de productos básicos, como el pan, el papel higiénico, la leche y la levadura.

Pese a que en los últimos días se han relajado las normas de confinamiento gracias a la baja importante en el número de contagios y fallecidos, la joven tiene sus miedos y reservas sobre el retorno paulatino a la normalidad.

Aunque el epicentro de los enfermos y fallecidos está en Madrid, en Galicia - donde reside la joven - se ha informado de poco más de 9 mil casos confirmados positivos de coronavirus. Los fallecidos superan el medio millar.

Como hay tanta gente en la calle, está el miedo a que vuelva el número de contagios de antes. Da miedo que vuelva a subir. No he salido, me he quedado en cuarentena, añade, asegurando que solo ha observado desde el balcón de su departamento cómo los españoles han vuelto a poblar las calles de las principales ciudades.

Tengo miedo de salir, dice con resignación.

RETORNO

Pero su principal preocupación es volver al país. Aunque su pasaje aéreo está fechado para el 20 de junio, ha sabido de muchas cancelaciones de vuelos a última hora. Teme ahí que a ella le suceda lo mismo y quede esperando el retorno para una fecha indeterminada.

No sé cuándo voy a volver, asegura.

Agrega: No tengo ninguna respuesta o certeza que se vaya a realizar. Es vía Latam pero ya ha cancelado muchos vuelos. Hasta ahora no da ninguna información. De hecho, todas las veces que he llamado nunca me han respondido.

Sabe que otra aerolínea - Iberia - está haciendo un viaje de repatriación para los chilenos que están en España pero sólo sería para los pasajeros de esa empresa aérea.

Seguimos con la incertidumbre de si podemos viajar o no, si podemos volver a nuestras regiones. Lo único que quiero es volver a mi casa pero tengo miedo de contagiarme. No hay muchos vuelos, solo el de Iberia y nada más.

Todos los chilenos acá, tenemos miedo, señala, a propósito de los grupos de whatsapp e Instagram en que los compatriotas en España se organizan e informan sobre las novedades acerca de un posible regreso al país.

Como vive en Vigo, la posibilidad de embarcarse a Chile solo la puede tomar viajando hasta Madrid. Pero la capital española está lejos, no hay vuelos disponibles hasta allá y la única alternativa de llegar es hacerlo en bus o tren, cuyos tickets multiplicaron por cuatro el valor de los pasajes en las últimas semanas.

Con mi familia hablo casi a diario. Están asustados con que me pueda contagiar y no podrán viajar a verme o yo devolverme o que cuando deba volver a Chile, cancelen mi viaje.

Estoy preocupada, sobre todo por mi papá, que es una persona mayor, tiene 86 años. Está con mucho estrés, hay días en que no está bien.

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