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La Tribuna

El emprendimiento de Claudia: El arte de curar con las manos

por Glenda V. Ahumada Gutiérrez

Cuando le quedaba un 30% de visión ella decidió entrar a un Centro de Rehabilitación que le abrió las puertas para ejercer un oficio y generar sus propios ingresos.

Claudia Cartes, emprendedora /

Claudia Cartes es oriunda de Nacimiento pero angelina de corazón, según declaró. Es ciega hace seis años y lo primero que hizo fue ingresar al centro de rehabilitación de Amilivi cuando aún le quedaba un 30% de visión.

Quedó ciega a consecuencia de una diabetes que padece desde los 20 años. Actualmente tiene 47, está divorciada y tiene dos hijos, uno de 25 años y otro de 16.

Cuando me dijeron que iba a quedar ciega, nunca lo asumí. Si no hubiese conocido el Centro Amilivi, hubiese entrado en una depresión gigante, porque desde el primer día me quedaba visión, pero solo en un ojo, relató.

Cuando ingresas a Amilivi se abre un mundo nuevo, y a la gente le cuesta entender eso. A las personas con discapacidad visual, en diferentes niveles, les digo que deben asistir antes, porque hay muchos y muchas que esperan a quedar ciegos y hay que aprovechar lo poco de visión que queda, recomendó Claudia.

En Amilivi te orientan, te enseñan técnicas para enfrentar la ceguera muy prácticas y necesarias, recalcó.

Antes, Claudia era supervisora en el supermercado Líder, comenzó en Cencosud, y en 2013 la despidieron, pero aprovechó de tomarse un semestre sabático.

Un día desperté con una mosca en el ojo, una prima me cedió una hora al oftalmólogo y él me dijo: Claudia, no inviertas en nada, porque esto lo cubre el servicio público, pero te quedan nueve meses de visión, le diagnosticó.

Yo tampoco lo vi como algo terrible, sino que había que tomar medidas. ¿Y ahora cómo me voy a mover? Empezaron las preguntas. Me asusté, señaló Claudia.

Retinopatía diabética es el diagnóstico médico que le provocó ceguera. Claudia fue sometida a intervenciones con la finalidad de recuperar la visión o salvar un porcentaje, sin embargo, lo que padece es irreversible.

Mi retina se hizo como una hoja de repollo. Busqué más opciones médicas, con la intención de ser una especie de conejillo de indias, que prueben en mí si esto que tengo es curable pero todavía nada, y como soy diabética, hay menos posibilidades, expresó.

Hay alternativas en otros países, como insertar un chip en el cerebro, otro en Reino Unido para lograr un poco, pero siempre se realiza en personas que no sean diabéticas, añadió.

Claudia tiene diabetes desde los 20 años, es insulinodependiente, lo que quiere decir que todos los días se inyecta dos dosis de insulina.

El primer día que llegué a Amilivi me hicieron una entrevista donde presenté todos los antecedentes médicos que tenía, me ayudaron a inscribirme para el carnet de discapacidad, te preguntan si tienes pensión, llenas una ficha para ver la situación económica, la situación mental para optar a tratamientos, etc., dijo Claudia.

Con el 30% de visión, el primer día vi que mandaron a un ciego a hacer un depósito. Después pasó mi entrevista y en eso el ciego volvió con los vouchers del depósito, y además había pasado a La Tribuna a buscar un diario para otra persona. Yo quedé fascinada, porque de verdad él no veía nada, ¿cómo supo dónde ir? ¿cómo supo ir a otro lugar distinto?, contó.

Algo de lo que se dio cuenta Claudia es que los ciegos hablan mucho y tienen la capacidad de hablar muchos a la vez, pero reconocen el sonido de la voz de la persona con la que están hablando, por lo que pueden haber muchas más personas conversando pero los ciegos se centran en una, complementó Claudia.

Luego, comenzó las etapas que hay en el Centro de Rehabilitación, por ejemplo, Claudia ayudaba a poner la mesa, para no olvidar cómo se hace esta sencilla actividad. Hoy en día soy yo la que enseña actividades de la vida diaria, dijo con orgullo Claudia.

Por lógica, algunos se quedan, como yo, y otros se van, pero como no te cobran nada por enseñarte a desplazarte por la vida como una persona normal, yo me quedé, indicó.

EL EMPRENDIMIENTO

La consulta de masajes de Claudia fue adquirida gracias a los fondos otorgados en 2019 por el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis).

Luego vino la pandemia, y con todo el caos que se estaba viviendo en las calles, yo me compré los insumos para armar la consulta. Yo hago masajes de relajación, descontracturantes, de drenaje linfático y reductivos con piedras volcánicas calientes, continuó.

A través del Servicio de Capacitación y Empleo (Sence), Claudia se certificó como masoterapeuta, en 2018. Y también recibió ayuda a través de EDLI, que es la Estrategia de Desarrollo Local Inclusivo, que es una oferta multi-programática a la que pueden postular algunos municipios.

Allí Claudia aprendió de fitocosmética, que consta de conocimientos para crear jabones, aceites, entre otros productos de origen natural que vende a sus conocidos.

Para Claudia emprender significó desarrollo personal, pudo sentirse útil haciendo cosas, crecer como persona, ser autónoma, generar mis propios ingresos, ha sido reinventarme a pesar de mi discapacidad, señaló.

Mi emprendimiento me ha permitido traspasar una barrera visual que muchas personas tienen respecto a su cuerpo a la hora de tomar un masaje: algunas me dicen pucha es que tengo una mancha, es que estoy gordita, tengo una alergia, en ese sentido, la discapacidad fue un beneficio para mí, indicó Claudia.

Pude establecer un método de trabajo donde las personas vienen a mi domicilio, algunos dicen ah pero tú tienes tu pensión y sí, pero de igual forma es insuficiente, uno necesita tener para sus cosas, todo va en inflación pero la pensión no sube, entonces necesitas reinventarte para generar dinero, señaló. Tengo muy buenos hijos, ellos nunca han sido impedimento para mí, al contrario, me ayudan. También destacó que al momento de la separación fue ella la que decidió dejar el hogar que compartía con su ahora ex esposo, con quien se casó con separación de bienes, por lo que tuvo que renunciar a todo lo del matrimonio. No obstante, con mucho orgullo manifestó que el inmueble que ahora habitan es propio.

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