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Ley Sanna

por La Tribuna

Familia / Pixabay

El Seguro de Acompañamiento para Niños, Niñas y Adolescentes, conocido como Ley Sanna, incorporó un necesario elemento de humanidad cuando se trata de los casos de hijos o hijas que están enfrentando una grave condición de salud. Convertida en ley desde 2018, ha sido un instrumento que ha permitido que los progenitores puedan prestarles atención, acompañamiento o cuidado personal, recibiendo durante ese período un subsidio que reemplace total o parcialmente su remuneración o renta mensual.

Básicamente, es un seguro obligatorio que faculta a las madres y padres trabajadores a obtener una licencia que les permita ausentarse al trabajo para acompañar, asistir o cuidar a su hijo o hija que tenga una condición grave de salud. También pueden acceder a este beneficio, las personas distintas al padre y a la madre, que tengan el cuidado personal de un niño, niña o joven, según resolución judicial.

Aunque los efectos han sido positivos, la normativa aún se puede mejorar. De hecho, hace algunas semanas, la Cámara de Diputados aprobó en forma unánime la modificación de la Ley Sanna, que aumenta a 180 el número de días de licencia a los padres que enfrentan la enfermedad grave de un hijo, propuesta ya fue enviada al Senado.

En el caso de que un menor se encuentre sólo con un progenitor, se propone que pueda utilizar tanto los días que le correspondan por derecho propio como los del padre o madre ausente o difunto. Así, se espera garantizar que el niño o niña acceda a la misma cantidad de días de acompañamiento que los demás.

Adicionalmente, la norma considera un aumento a 90 días de permiso frente a cualquier contingencia en casos de estado de excepción constitucional de catástrofe por calamidad pública o alerta sanitaria decretada por la autoridad producto de una pandemia, epidemia o alguna catástrofe mundial.

Agrega que las licencias por la Ley SANNA podrán entregarse por 30 días y no 15, como ocurre hoy. Junto a esto, considera un fuero laboral de un año, contado desde que expira la licencia médica.

Si bien la noticia pasó casi desapercibida entre la contingencia nacional, para quienes viven esta realidad ha sido motivo de celebración y alegría. Justo cuando hace pocos días se celebró el Día de la Madre, este anuncio es una manera de reconocer a aquellas madres que han dejado todo para convertirse en cuidadoras de un hijo enfermo.

Es el caso de las más de 500 madres chilenas que cada año reciben el aterrador diagnóstico del cáncer de un hijo, enfermedad que no solo implica enfrentarse a la posibilidad de la muerte, sino además la certeza de que la única forma de salvarlo es someter al niño a un tratamiento agresivo, largo, doloroso y que probablemente le dejará secuelas.

Por ahora, no queda más que rendirles un homenaje a las madres cuidadoras; visibilizar sus dolores y su valentía, y también hacer un llamado no solo a apoyarlas y contenerlas, sino también a legislar en favor de ellas.

Como sociedad tenemos una deuda histórica con estas madres, ya que en la mayoría de los casos ellas pierden sus trabajos, agregando aún más incertidumbre a su ya difícil realidad. Por eso, hoy invito a nuestras autoridades a avanzar en la aprobación de la Ley Sanna que permite a los cuidadores acompañar a sus hijos enfermos. La aprobación de esta ley significará un respiro para estas familias y alguien debe cuidar a aquellas madres que viven para cuidar.

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