Un compromiso pendiente: Declarar la obesidad como enfermedad crónica

Salomón Bobadilla González - Periodista

Hoy 4 de marzo es el Día Mundial de la Obesidad, y en Chile, esta fecha vuelve a conmemorarse con un compromiso pendiente desde hace varios años: declarar la obesidad como una enfermedad crónica.

Los porcentajes no mienten. En Chile, sólo una de cada cuatro personas presenta un peso normal, ya que el 74,2% de la población está con sobrepeso o con algún grado de obesidad.

Las cifras también señalan que del 74,2% de la población con alteraciones en el peso, el 40,2% presenta sobrepeso, el 31,4% tiene obesidad, y el 3,4% son PVO (personas que viven con obesidad), según la última encuesta nacional de Salud.

En cuanto a los antecedentes, diversos estudios como el denominado “Manejo Alimentario del Adulto con Sobrepeso u Obesidad”, señalan que la alta prevalencia de obesidad pone en grave riesgo la salud de los chilenos. Los adultos obesos tienen tasas más altas de enfermedad cardiovascular (ECV) y de mortalidad por todas las causas. Asimismo, hasta un 66% de la diabetes mellitus tipo 2, 52% de las colelitiasis, 29% de la hipertensión y 22% de las ECV, pueden ser atribuidos a la obesidad.

Los costos económicos directos en algunos países se estiman en un 5% de los costos totales en atención médica, y aunque no están debidamente cuantificadas las consecuencias psicosociales de la obesidad en términos de culpabilidad, depresión y baja autoestima, son también considerables.

De esta manera, la obesidad, por su magnitud y trascendencia, definitivamente es un problema de salud pública, que se inicia en la infancia y alcanza cifras elevadas tempranamente en la vida adulta, que siguen aumentando con la edad.

Con sólo estos antecedentes, surge la interrogante respecto a la categoría actual que se otorga a la obesidad en Chile. Todos parecieran tener claro que se trata de una enfermedad, pero muy pocos han atendido el urgente llamado de especialistas y pacientes de brindarle la definición de “enfermedad crónica”.

No es únicamente un cambio semántico. Más bien, dice relación con un enfoque específico que amplía la manera de entender esta condición, y enfrentarla a tiempo con los recursos suficientes y necesarios que hoy el Estado no está destinando.

A fines de 2021 se presentó un proyecto de ley que busca establecer la obesidad como una enfermedad crónica. La iniciativa permitiría establecer la Política Nacional de Alimentación Saludable y la Prevención de la Obesidad, la cual debería ser elaborada e implementada por el Ministerio de Salud. Sin embargo, poco y nada se sabe sobre el destino que tuvo esta idea.

Por el contrario, se agradece el trabajo de organizaciones particulares tales como la que se ha denominado “Pandemia de la Obesidad en Chile: prevenir, diagnosticar y tratar”, que está conformado por asociaciones de médicos y de pacientes que buscan que la obesidad sea declarada una enfermedad crónica.

Es de esperar que prontamente las autoridades competentes destinen parte de sus acciones a considerar los planteamientos respecto a la gravedad de la obesidad en Chile, y se pueda avanzar concretamente en la deuda que sigue pendiente con miles de personas, que sufren las consecuencias de esta enfermedad crónica.