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La Tribuna

Denunciantes perseguidos

por La Tribuna

Esta semana se conoció a través de

dos reportajes de medios nacionales que el Ejército intervino los teléfonos

personales de cuatro efectivos, dos activos y dos en retiro, que habían

realizado denuncias de irregularidades al interior de la institución, relacionadas

todas con el dinero proveniente de la Ley Reservada del Cobre. En paralelo, se

reveló que también se intervino el celular del civil Mauricio Weibel,

periodista que ha investigado desde hace varios años la corrupción al interior

del Ejército y que ha sido uno de los que puso de manifiesto el conocido

Milicogate al interior de las filas castrenses.

La operación, conocida como

Topógrafo, se fundó en la ley 19.974, la Ley de Inteligencia, que permite la

interceptación telefónica como medida de contrainteligencia si es que se

sospecha que los espiados representan una amenaza de terrorismo, crimen

organizado y narcotráfico. La legislación busca, en el fondo, resguardar la

seguridad nacional y proteger al país de las amenazas mencionadas.

Ante la reacción del mundo

político, y de los propios afectados, el ministro de Defensa Alberto Espina

respondió que las escuchas telefónicas se ajustaron plenamente a las

disposiciones legales del articulado. Esa fue la llama que encendió la

discusión sobre el tema de la responsabilidad de las escuchas.

La mala utilización de esa ley ya

había causado graves problemas a Carabineros en la denominada Operación

Huracán, cuando obtuvieron con datos falsos la autorización de un juez de

Apelaciones para realizar la operación.

Lo denunciado por los objetivos de estas

escuchas no ha sido más que corrupción y mal uso de los gastos reservados.

Compras de pasajes aéreos, sobresueldos, lapiceras, chocolates y otros bienes

no justificados corresponden a delitos y su denuncia no pone en jaque la

seguridad del país, sino todo lo contrario, permite acabar con la corrupción en

una institución que debe tener la probidad como estandarte a todo nivel. En ese

sentido, perseguir a los que denuncian sólo cambia el foco de lo que realmente importa,

que es terminar con la corrupción al interior de las filas del Ejército.

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