Fútbol, una fiesta para todos

Estos días han sido

una fiesta para los fanáticos y fanáticas del fútbol en todo el país. Como

nunca, hay competencias oficiales para todos los gustos: tanto quienes gustan

del fútbol femenino y quienes gustan del fútbol masculino. Y para quienes

gustan de ambos, el regocijo es todavía mayor.

En Francia, la

figura indiscutida de la Selección chilena ha sido la arquera Christiane

Endler, quien en los dos partidos que ha disputado ha sido escogida como la

mejor de la cancha. Pese a las derrotas, la jugadora del París Saint-Germain

francés ha sido catalogada como una de las mejores del mundo en su puesto. Este

mundial será, sin duda, un gran trampolín para su carrera, la que ya de todos

modos está encumbrada en lo más alto del profesionalismo.

Hay que remontarse

muy atrás para encontrar algo similar. Una derrota de Chile ante Paraguay, en

la que Elías Figueroa fue levantado en andas por los rivales; u otra ocasión en

la que Sergio Livingstone fue elegido como el mejor de la cancha después de

caer, son los antecedentes de algo parecido. Nada menos. En Estados Unidos,

medio mucho más futbolizado en cuanto al balompié femenino se refiere, la

figura de la espigada meta nacional es reverenciada sin reparos.

Pero quizás la gran

victoria del Mundial, lo que es una verdadera fiesta para todos, es que deja y

consolida referentes deportivos para todos. Más allá de Alexis Sánchez o Arturo

Vidal, hoy aparece Endler como referente de un deporte que apasiona a las

multitudes. Hoy, la idea es que las niñas sí pueden jugar fútbol, y que

perfectamente pueden triunfar en el fútbol, que la pelota no tiene género pero,

por sobre todo, que el mundial femenino deja un cambio cultural. A modo de

ejemplo, en el Metro de Santiago hay gigantografías de Endler promocionando

leche del mismo porte de las del Niño Maravilla con su marca de teléfonos

celulares.

Un cambio que ya nos permite celebrar y hacer

que la fiesta se