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La Tribuna

"Mi cargo es técnico, no político"

por Leslia Jorquera

Chile necesita más que nunca avanzar en distintas materias que permitan caminar al desarrollo. Eso se genera construyendo políticas públicas que aporten a mejorar la calidad de vida del empleo, la salud, educación e infraestructura. Los obstruccionistas, no harán más que retrasar estas mejoras, porque prefieren que a las nuevas autoridades no les resulte y esa es la gran diferencia entre operadores políticos y funcionarios públicos.

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Con la nueva instalación del nuevo gobierno, ha surgido una frase característica de quienes, llegando con contactos políticos a los cargos, se han escondido diciendo que tienen cargos totalmente técnicos.

No cabe duda que existen profesionales que llegaron a trabajar durante alguna administración política y que a pesar de sus contactos, desempeñan una labor administrativa y merecen todo el respeto. Sin embargo, hay otros, que en un completo absurdo, se atreven a profesar esta frase, sabiendo ellos y todos a su alrededor que no es así.

Si bien hoy la ley –mal hecha como de costumbre– no ha sido capaz de diferenciar a los verdaderos trabajadores de los operadores políticos (personas contratadas durante un gobierno, y que cobran su sueldo sin hacer mucho), no ha existido ética alguna, para decir ahora que son profesionales y literalmente “hacer como que trabajan”.

Lamentablemente, el nuevo gobierno tendrá que despedirlos o dejarlos. Si opta por el primero, además, deberá desembolsar grandes sumas de dinero pagando indemnizaciones a personas sin mérito. Hay que insistir, no todos los funcionarios públicos contratados durante un gobierno son operadores políticos. Hay buenos profesionales. Aquí, aquel que se dedicó a hacer propaganda y hoy se esconde de oficina en oficina para que no lo vean y parezca que está trabajando, sabe muy bien que su actitud no corresponde.

Hay que dejarse de escusas y respetar la democracia del país. Si un electorado escoge un gobierno, hay que tener la valentía, no necesariamente de renunciar, pero sí de poner los cargos a disposición. Esta actitud no es más que un comportamiento obstruccionista, que no acepta la decisión ciudadana.

Esto aplica para operadores políticos e incluso para quienes llegaron por la ya viciada Alta Dirección Pública, que no es más que una estrategia fracasada para seguir instalando operadores políticos.

Chile necesita más que nunca avanzar en distintas materias que permitan caminar al desarrollo. Eso se genera construyendo políticas públicas que aporten a mejorar la calidad de vida del empleo, la salud, educación e infraestructura. Los obstruccionistas, no harán más que retrasar estas mejoras, porque prefieren que a las nuevas autoridades no les resulte y esa es la gran diferencia entre operadores políticos y funcionarios públicos.

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