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La Tribuna

Funcionarios públicos de Biobío se organizan para decidir futuro de emblemático edificio ANEF

por Juvenal Rivera Sanhueza

Mientras el directorio nacional de la entidad resolvió la venta del inmueble, los funcionarios públicos a nivel provincial formaron una comisión pro-defensa del recinto a fin de ser tomados en cuenta sobre lo que se hará con el edificio.

11, 1, edificio anef /

Corría el año

1971 cuando, con el aporte equivalente a un día de sueldo, los trabajadores del

sector público de la provincia de Biobío financiaron la compra del edificio

para la directiva local de Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF).

En su momento, se

trató de un paso importante en la consolidación de la entidad gremial que

agrupa a funcionarios de una decena de servicios públicos con presencia en la

zona.

A lo largo de

estos años, la ANEF usó básicamente uno de los cuatro pisos de la estructura

como sede de la organización. Aunque con periodos de abandono, también hubo

tiempos en que fue el punto de encuentro para reuniones y capacitación, además

de ser lugar para más de alguna celebración por un aniversario institucional.

Parte del resto de las instalaciones se arrendaron o se entregaron a

organizaciones, como una de las asociaciones de fútbol amateur.

Sin embargo, el terremoto

del 27 de febrero cambió de manera definitiva el destino de ese edificio que

ocupa la parte central de la manzana comprendida entre las calles Ercilla,

Tucapel, Mendoza y Lientur. Los daños ocasionados por esa catástrofe fueron

considerables al punto que ahora le pesa un decreto de demolición emanado de la

Dirección de Obras Municipales.

En la actualidad,

a una década de ese episodio, el edificio ANEF ofrece un espectáculo lamentable

y desolador, un verdadero lunar oscuro en el perímetro céntrico de la ciudad de

Los Ángeles.

De hecho, los

residentes en los bloques de departamentos contiguos manifestaron su preocupación

por el riesgo que la estructura colapse por algún nuevo movimiento telúrico.

DECISIÓN CENTRALISTA

Esa inquietud

llegó a oídos de la directiva nacional de la ANEF que, en septiembre del año

pasado, tomó una determinación simple pero relevante: vender el recinto.

Ese antecedente

fue corroborado ayer a Diario La Tribuna por el primer vicepresidente nacional de

la entidad, Jorge Conzález, quien explica que se tomó la decisión, básicamente

por los reclamos de los vecinos y porque si bien la propiedad fue comprada con

aportes de los trabajadores públicos de Biobío, en términos formales la

propiedad está a nombre de la ANEF.

Los directorios

nacional y regional tomaron la determinación de enajenar el recinto, sostuvo

aunque matizó esa decisión asegurando que se están realizando distintos

estudios y analizando alternativas para ello.

FUNCIONARIOS EN ALERTA

A nivel local, la

directiva provincial de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales se

encontraba en receso hace tres años. De ahí que los representantes locales los

servicios públicos se enteraron días después de la determinación tomada por los

máximos representantes de la ANEF sobre la enajenación de emblemático edificio.

Por lo mismo, se

comenzaron a reunir e inmediatamente se pusieron en campaña para que la opinión

local fuera tomada en cuenta por los estamentos nacionales.

El hecho también

fue reconocido por González quien precisa que el año pasado se organizó un

grupo de funcionarios públicos de la provincia con el objeto de reorganizar la

ANEF de Los Ángeles y defender el edificio o, que si se llegara a vender, se

utilicen los recursos o parte de ellos en una sede social en esa ciudad.

Florentino López

es parte de la comisión extraordinaria pro defensa del edificio ANEF que

también integran Johana Valdebenito (Tesorería), Rogelio Saavedra y Arturo

Pincheira (ambos del Servicio de Impuestos Internos), y Eduardo Velásquez (de

la Dirección del Trabajo).

López dice que el

propósito es que se respete la opinión de Biobío, tomando en cuenta que el

recinto es considerado como propio por los trabajadores del sector público en

la provincia, dado que su compra fue posible con el aporte monetario de los

propios trabajadores.

Por lo pronto, precisa

que la comisión ha hecho gestiones a todo nivel e, incluso, se han reunido con

integrantes de la directiva nacional para hacer presente este punto.

A su juicio, el

edificio no tiene ninguna posibilidad de ser reconstruido ni tampoco tienen la

posibilidad de demolerlo con recursos propios por su elevado costo. Por lo

mismo, sugiere que la alternativa más razonable es que los recursos que se

obtengan por la venta del terreno, se utilicen en una nueva sede para la ANEF

Biobío.

Aunque no hay una

tasación comercial del terreno, se estima que su valor sería elevado dado que se

encuentra emplazado en una zona de alta plusvalía.

En forma

paralela, los distintos gremios de trabajadores del sector público en la zona dieron

forma a una comisión electoral. Además de ser la antesala para reflotar la

directiva provincial de la ANEF, la instancia gremial que ayudaría a tener más

fuerza para hacer valer la voz provincial frente a las decisiones tomadas en el

nivel central.

ORIGEN RELIGIOSO

Lo que ahora

conocemos como edificio de la ANEF en sus orígenes, fue un convento para la

formación de sacerdotes de la orden de los capuchinos.

Fue levantado en

1943, como parte de la remodelación de la parroquia San Francisco, destruida

por el terremoto de enero de 1939. En sus instalación se formaron más de 40

futuros religiosos en materias como teología y filosofía hasta entrar en crisis

por falta de vocaciones.

Años más tarde,

las instalaciones del primer piso fueron usadas como salas de clases en la

escuela San Francisco. Después, a principios de los u201960, ese lugar fue empleado

para el funcionamiento del Instituto de Educación Rural (EIR) de la Universidad

Católica, una suerte de escuela agrícola destinada a las familias campesinas. A

fines de esa misma década, dicho instituto cerró sus puertas y, finalmente en

1971, los sacerdotes resolvieron la venta del recinto y de más de la mitad del

terreno. De acuerdo al sitio web de la orden católica, la decisión de venta fue

consecuencia de la inminente toma de la propiedad.

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