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Han pasado casi 10 días desde que el sueño de Comunal Cabrero por instalarse en la Segunda División Profesional se desvaneció bruscamente. La goleada 4-1 ante Colchagua CD, en la final por el segundo cupo al fútbol profesional disputada en el Estadio Fiscal Manuel Moya Medel de Cauquenes, aún pesa en el ambiente del club y en el corazón de sus hinchas.
Mientras el golpe sigue fresco, la institución de la provincia de Biobío ya comienza a mirar hacia adelante. El 2026 asoma en el horizonte, y la Tercera A será nuevamente el escenario donde los cabrerinos deberán reconstruir su historia.
En conversación con Tribuna Deportiva de Radio San Cristóbal, el técnico Edgardo Abdala abrió su corazón y analizó sin filtros lo ocurrido en la final y el complejo panorama que vive el club.
Abdala no esquivó el análisis deportivo. Para él, fueron múltiples los factores que terminaron por inclinar la balanza hacia el conjunto de San Fernando. "En la final con Colchagua sentimos desde el inicio una mirada arbitral distinta hacia nosotros. Hubo determinaciones que ofuscaron a nuestros jugadores y nos sacaron del partido, impidiendo que pudiéramos mantener el ritmo mostrado anteriormente ante Lota Schwager", lamentó.
A ello se sumó un golpe interno: la ausencia de cuatro jugadores fundamentales en la estructura del plantel, entre ellos José Tomás Martínez, quien recibió una suspensión administrativa tras su polémica celebración en la definición por penales ante Lota Schwager.
"Lo de Tomy... yo no comparto su celebración, pero también hay que preguntarse qué hubiese pasado si se quedaba en el arco. Él arrancó por miedo, lo habían amenazado. No sé si su gesto ameritaba una sanción tan dura. Fue una baja sensible", señaló Abdala, quien reconoció que un plantel tan corto —de apenas 19 jugadores— no resistió un golpe de ese calibre.
Más allá de lo deportivo, el panorama institucional de Comunal Cabrero es igual de desafiante. El club enfrenta deudas con sus jugadores, cuerpo técnico y por los arriendos utilizados durante la temporada. Según Abdala, ya existe un compromiso del presidente Rodrigo Mella para saldar los pendientes, "siendo los jugadores la prioridad".
En paralelo, el club ya presentó su postulación para competir nuevamente en Tercera A, aunque el técnico reconoce que se mantienen atentos a eventuales reestructuraciones de la Segunda División Profesional, que podrían abrir una puerta inesperada para el club.
Uno de los grandes dolores de cabeza de la dirigencia es la rendición de una subvención municipal correspondiente al año 2019; una deuda que según Abdala ha sido utilizada incluso como arma política.
"Esto viene desde la presidencia de Luis 'Chiqui' Chavarría. Cuando Pablo Gierke asumió interinamente (la Corporación Deportiva Comunal Cabrero), se hizo la rendición con boletas y facturas de los servicios hechos por el club... pero el problema siguió. Luego, cuando Pablo decide postularse al municipio, comenzaron a buscar aristas para perjudicarlo y terminaron cuestionando la rendición. Hoy, según Contraloría, el club debe devolver $16 millones", explicó.
Para el entrenador, la solución es clara: "Comunal Cabrero necesita una reestructuración seria, una mesa de diálogo y una fórmula para devolver esos recursos. Solo así podremos pensar en el futuro".
Consultado sobre su continuidad para 2026, Abdala fue honesto: "Aún no tengo nada claro. Nos vamos a sentar a conversar con el presidente para definir mi futuro. Mi continuidad pasa primero por el pago de los dineros adeudados: a los jugadores, luego a mí y, por supuesto, los arriendos", cerró.
Mientras la herida del ascenso perdido sigue abierta, Comunal Cabrero enfrenta hoy un desafío mayor que cualquier final: reconstruirse desde adentro, sanar sus cuentas, fortalecer su estructura y volver a soñar. Y esa tarea —dolorosa pero necesaria— ya comenzó.
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