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Angelina lleva cerca de tres años esperando que Jumbo le "pida disculpas"

por Valentina Balboa

Tras el robo de su vehículo, Silvia Araneda asegura que seguirá tocando las puertas hasta que la empresa les de un trato más humano después de la situación que los afectó como familia.

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El 13 de diciembre del 2013, cerca de las 21:30 de la noche, Silvia Araneda, junto a su esposo Luis López, y sus hijos Luis e Ignacio, llegaron al supermercado Jumbo ubicado en av. Ricardo Vicuña, con el fin de comprar productos e irse sin demora.

Tras estacionar el vehículo en el subterráneo -por Arturo Prat- decidieron ir todos, a pesar de que habían planeado que se quedaría uno de los integrantes de la familia en el auto.

Es por eso que por precaución decidieron dejar su notebook bajo el asiento, de manera que no llamara la atención.

Al momento de regresar, se percataron de que su automóvil, un Subaru Legacy del año 1993, ya no estaba, lo que provocó gran conmoción en la familia. Fue entonces que decidieron llamar a Carabineros y comenzar el proceso de búsqueda al instante.

 

LO MATERIAL SE RECUPERA

La familia López Araneda esperó varios años para tener su propio vehículo. Cuando al fin lo consiguieron fue una gran alegría, ya que cumplían un sueño, Silvia incluso pensó: “no merezco un auto tan bonito”, ya que recuerda lo bien cuidado que estaba. Hoy lamenta que, hasta la fecha, aún se desconozca el paradero de los antisociales.

A pocos días de sucedido el hecho, la Policía de Investigaciones dio con el auto en Villa Génesis. Como era de esperar, los objetos que estaban dentro habían sido sustraídos. Entre lo más relevante para la afectada, estaba el notebook que su hijo utilizaba para la universidad, el que les costó cerca de 400 mil pesos y que contenía trabajos e información importante para el cierre del año académico. Además, les sustrajeron dos celulares, llaves, documentos y tarjetas personales.

Luis, el esposo de Silvia, es junior y también asiste a la feria de las pulgas, por lo que ese día llevaba tres baterías y otros elementos para vender en dicha ocasión y generar ingresos, los que también perdieron producto del robo.

El monto de pérdida que estima Silvia sobrepasa el millón. Sin embargo, el auto al momento de ser encontrado estaba con abolladuras en los costados y en el frente, debido a un choque, lo que provocó que lo dejaran abandonado.

TODO EN CONTRA

Desde el año 2013, se llevó a cabo un proceso legal. Entre uno de los dos juicios que se hicieron, en el año 2015 se dictaminó la entrega de 600 mil pesos a la familia y 50 UTM mensuales, sin embargo, Jumbo apeló y se revocó esta sentencia.

Los argumentos que se utilizaron para anular la sentencia, fueron detalles a considerar, los que se detallan a continuación.

El auto en la fecha del suceso estaba a nombre del anterior dueño, sin embargo, luego del robo, y para amenizar el proceso legal, hicieron el trámite correspondiente para lograr pasar los papeles a nombre de Luis López, el día 30 de diciembre del 2013, 17 días después del hecho. A pesar de esto, se utilizó que en la fecha del robo, el auto no estaba a nombre de él.

UNA DISCULPA

Silvia y su familia han atravesado, desde el año 2013, un proceso de trámites y una búsqueda incansable de respuestas. Ella personalmente ha recurrido a varios medios para exigir a Jumbo –a lo menos- una disculpa, debido a que el juicio no dictaminó que la empresa se hiciera cargo.

“No se está consiguiendo nada. Decir al menos que Jumbo supo lo que me hizo, al menos nos pidió disculpas. Pero no hemos tenido respuestas”, indicó.

Silvia remarca que en todo este tiempo, cerca de 3 años, su familia ha sufrido varios problemas. Su esposo tuvo que sobrellevar una úlcera; su hijo mayor, Luis, vio afectados sus estudios debido a la situación, por la pérdida de material académico; su hijo menor, Ignacio, mantenía una constante preocupación, y ella vive con el miedo de volver a caer en el hospital, debido a una enfermedad que le afecta en procesos de estrés.

Es por esto que su lucha seguirá encaminada a que el supermercado le responda de una manera más humana, “hasta que sepa que Jumbo diga, señora, venga y conversemos, que me escuchen (…) no saben el daño que me hicieron”.

Finalmente, afirmó que “no pensaba hacer nada, pero por mis chiquillos, por mis hijos, porque no quiero que anden pasando por estas cosas seguiré tocando puertas y exigiendo lo que merecemos: una disculpa”.

LA RESPUESTA

La Tribuna FinDe, en su afán de dar el derecho a réplica, se contactó con la empresa Jumbo de Los Ángeles, para conocer su opinión respecto de la situación. Hugo Cárdenas, subgerente del local, afirmó que no están autorizados para referirse a ningún tema, por lo que derivó la consulta al Departamento de Relaciones Públicas. Sin embargo, al llamar al dato proporcionado por la sucursal angelina, no hubo respuesta hasta el horario de cierre.

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