Regístrate Regístrate en nuestro newsletter
Radio San Cristobal 97.5 FM San Cristobal
Diario Papel digital
La Tribuna

"Este arte está presente todo el año": la historia del director del primer espacio circense de Los Ángeles

por Natalia Barra

Quince años de trayectoria respaldan a Javier Medina, más conocido en el mundo del circo como "Harry". Con convicción, dedicó su vida a esta disciplina y se convirtió en un referente comunal tras formar la primera agrupación consolidada en Los Ángeles.

El artista, formado en Santiago como monitor de circo social y artista escénico, destaca que este arte está presente durante todo el año. / gentileza

Desempeñarse en un área artística significa sacrificio, esfuerzo y práctica. Javier Medina lo sabe bien tras 15 años dedicados al circo. "Comencé en el semáforo y ya tenemos un espacio propio en la ciudad", menciona.

El artista, formado en Santiago como monitor de circo social y artista escénico, destaca que este arte está presente durante todo el año, y no solo en actos puntuales o cuando hay buen clima. A su juicio, la comunidad debe atreverse a descubrir el mundo del circo y nutrirse de este, dejando los prejuicios de lado.

Por eso trabaja para que la disciplina deje de ser vista como algo pasajero o poco conocido y se reconozca como patrimonio cultural inmaterial en Chile.

LOS PRIMEROS PASOS

Javier Ignacio Medina Illesca, más conocido como "Harry", se autodenomina un apasionado por el circo. Nacido en Concepción pero criado en Los Ángeles, conoció y descubrió el mundo del circo por una necesidad de exploración.

A sus 19 años, mientras viajaba con su mochila, se encontró con un grupo de malabaristas que lo acogieron tras una desafortunada situación en la que perdió el dinero destinado a ese viaje. En esa circunstancia comenzó a acompañarlos para observar sus ruedos, es decir, aquellas presentaciones callejeras en las que, al término, pasaban con un sombrero para recibir aportes.

Fue aquí donde se enamoró de este estilo de vida, luego de ver cómo con las herramientas que poseían se desarrollaban y disfrutaban del proceso.

Luego de esa experiencia, decidió volver a Los Ángeles con la visión de encontrar un lugar donde entrenar. Medina enfatiza que ese proceso fue difícil, debido al escaso conocimiento cultural que existía respecto de cómo opera el circo en la ciudad.

En ese proceso de inserción conoció a Mía Joshua y a Joaquín Sepúlveda, quienes se volvieron fundamentales en su camino. Junto con varios otros compañeros, comenzaron a reunirse en anfiteatros y espacios donde pudieran ejercitar y desarrollar esta disciplina.

Tras cinco años de entrenamientos, los tres tomaron la decisión de estudiar en Santiago. En una escuela de formación técnica obtuvieron el título de monitor de circo social y artista escénico profesional. Con todo ese conocimiento, volvieron a Los Ángeles en búsqueda de un espacio propio donde entrenar y dar a conocer este arte a jóvenes interesados.

UNA DISCIPLINA POCO RECONOCIDA

A pesar de sus conocimientos, estudios y trayectoria, Javier siempre ha tenido que justificar por qué vale la pena desarrollar esta disciplina en Los Ángeles.

"A la comunidad le cuesta mucho invertir en sí misma para obtener un beneficio proveniente del arte. Para pagar $6.000 en el cine no hay problema, pero los $2.000 que cuesta una clase les duele", menciona.

El artista cuenta que las personas suelen mostrarse conservadoras frente al circo. Siente una constante vulgarización de este en la comunidad angelina, lo que atribuye al poco conocimiento que existe sobre el circo como patrimonio cultural inmaterial reconocido en Chile.

UNA NUEVA AGRUPACIÓN CIRCENSE ANGELINA

Con un espacio establecido, Javier y sus compañeros conformaron un lugar de manera lenta pero segura. Espacio Arte Fusión nace bajo la idea de proyectar el circo entre las personas. En estos momentos se desarrollan como productora, academia y como agentes sociales.

El área que mueve al artista es la producción, por lo que ha postulado a varios eventos junto al elenco para dar a conocer las infinitas ramas del circo.

Sin embargo, el camino no ha sido fácil. "El camino fue duro, difícil, lleno de altos y bajos, pero mantenerse y persistir es la clave. Ya tenemos más compromiso y colaboración de parte de los participantes del espacio, y eso es muy gratificante para uno", explica el artista circense.

Al comienzo, a Javier se le complicó delegar funciones y responsabilidades, debido a que en el circo la voluntad de las personas es clave para desarrollar y mantener un espacio.

En la actualidad se encuentra en la búsqueda de generaciones nuevas que se muevan y sientan la misma pasión por tener un espacio para desarrollar estas artes. En cualquiera de las disciplinas que se imparten, asegura, la mayoría de los participantes son mujeres.

Joaquín Sepúlveda, quien acompaña a Javier e imparte clases de tela, considera que la principal limitante entre las personas es que "no se atreven a explorar, a conocer sus propios movimientos y todo lo que es capaz el cuerpo".

EL SUEÑO DE UNA ESCUELA CIRCENSE                            

Para Javier, su más grande sueño es poder instaurar una escuela para jóvenes que se interesen en el circo, ya sea mediante una academia, un estudio dentro del mismo espacio o una institución independiente que forme artistas completos.

Esto, desde la convicción de que el desarrollo de cualquier tipo de disciplina artística —ya sea física o desde el ámbito escénico, corporal o plástico— es importante para el ser humano, entendiendo que el cuerpo está hecho para moverse y crear.

El circo hoy está disponible durante todo el año en la ciudad, y Javier confía en que nuevas generaciones comenzarán a descubrirlo. Su objetivo es claro: formar nuevos artistas y consolidar este espacio como un referente cultural en Los Ángeles.

Síguenos: Google News
banner redes
banner redes banner redes banner redes banner redes banner redes

¿Quieres contactarnos? Escríbenos a [email protected]

Contáctanos
EN VIVO

Más visto