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Con una profunda huella espiritual en la comunidad católica, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC) de la Diócesis de Santa María de los Ángeles conmemorará este 2025 seis décadas de presencia ininterrumpida en la provincia, bajo el lema "60 años echando redes en tu nombre".
El aniversario será celebrado con una gran Ultreya, encuentro de oración y testimonios que reunirá a cientos de cursillistas el próximo sábado 25 de octubre a las 11:00 horas en el Colegio Padre Hurtado de Los Ángeles.
Desde su llegada a la diócesis en 1965, el MCC ha acompañado el camino de fe de más de 11.000 hombres y mujeres, promoviendo un encuentro personal con Cristo y una vida cristiana activa en la familia, el trabajo y la sociedad.
El movimiento nació en Mallorca, España, en los años 40, con el propósito de llevar el Evangelio a la vida cotidiana. Su método —un retiro de tres días conocido como Cursillo— busca inspirar la conversión interior a través de la reflexión, la amistad y la alegría.
A Chile llegó en 1963, extendiéndose desde Temuco hasta Los Ángeles, donde siete laicos y el Padre Eduardo, de los padres capuchinos, organizaron el primer Cursillo en febrero de 1965. Desde entonces, la experiencia se multiplicó, consolidando una red de líderes cristianos comprometidos con su fe.
Durante las primeras décadas, figuras como Pepe Uriz, Francisco Rodríguez y el Padre Jesús Nahuel impulsaron la expansión del movimiento. En 1968 se realizó el primer retiro para mujeres, liderado por cursillistas como Ginnette de Pifeaut, Mirtha Arévalo e Inés de Arriagada, marcando un hito en la participación femenina dentro de la Iglesia local.
Uno de los grandes impulsores del MCC en la diócesis fue Monseñor Orozimbo Fuenzalida, quien decidió vivir personalmente la experiencia al llegar como obispo en 1970. Su célebre frase, "Para saber lo que es Cursillo, solamente hay que vivirlo", reflejó su compromiso con esta pastoral, alentando a sacerdotes y laicos a sumarse a su espíritu de renovación cristiana.
A lo largo de 60 años, se han realizado más de 330 cursillos en la Diócesis de Los Ángeles. Más allá de los números, el impacto se manifiesta en vidas transformadas, familias fortalecidas y comunidades más comprometidas con la fe.
En tiempos de cambios y desafíos, el movimiento continúa fiel a su misión de ser un espacio de encuentro y esperanza. Su saludo tradicional, "¡De Colores!", sigue siendo un llamado a vivir la fe con alegría y compromiso, recordando que la evangelización comienza con el testimonio personal.
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