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La comuna de Nacimiento fue el escenario escogido para el cierre de gestión y proyección estratégica del sector vitivinícola. En la última sesión de la Mesa Regional del Vino de 2025, liderada por la Seremi de Agricultura, se reunieron actores públicos, académicos y productivos para establecer los lineamientos de trabajo de cara al próximo año.
La jornada estuvo marcada por anuncios históricos respecto de la identidad territorial de los mostos locales, la presentación de innovaciones tecnológicas para la sanidad vegetal y un fuerte llamado a la prevención ante la crisis climática que amenaza la seguridad de los predios agrícolas.
Uno de los ejes centrales del encuentro fue el avance significativo en la obtención de la denominación de origen para siete comunas de la región: Nacimiento, Los Ángeles, Santa Juana, Laja, San Rosendo, Hualqui y Tomé.
La seremi de Agricultura del Biobío, Pamela Gatti, confirmó que la gestión ya se ingresó al Diario Oficial, por lo que se espera su ratificación el próximo 15 de diciembre.
"Es una buena noticia y uno de los requerimientos más importantes que nos hicieron al iniciar nuestro gobierno", señaló la autoridad.
Gatti enfatizó que este logro no es solo un trámite administrativo, sino una herramienta comercial que potenciará a los productores locales.
"Es una oportunidad importante para nuestros viñateros y viñateras, ya que le abre la posibilidad para desarrollar de mejor manera la comercialización, especialmente en el extranjero, y para que puedan vender y sacar provecho a las fortalezas de cada uno de los territorios donde producen", agregó la titular regional.
Este sello de calidad certifica que un vino procede de una zona geográfica específica y cumple con normativas que garantizan su identidad y calidad, lo que fortalece la trazabilidad del producto.
Víctor Galdames, de la viña Vientre de Oro de Nacimiento, destacó la posibilidad de que la comuna pueda recibir la denominación de origen.
"Es un reconocimiento, finalmente, a muchos años de historia y tradición. Hace justicia a todo lo que se ha venido haciendo por cuarta o quinta generación. Entonces, es un orgullo y una alegría tremenda ", manifestó el productor del sector Millapoa-Diuquín.
Por su parte, Arturo Escobar del Río, dueño de la Viña Quinta Rosa de Yumbel, valoró la expansión de este beneficio. Aunque su viña ya pertenece a una zona certificada, Escobar celebró que el sello se amplíe dentro del Valle del Biobío.
"Me alegra mucho que las otras comunas puedan tener también esta oportunidad de usar la denominación para fortalecer mucho más nuestro valle y potenciar la cepa país, que es una de las que más abunda en nuestra región", manifestó.
La modernización del rubro fue otro de los pilares de la sesión. En ese marco, se presentaron avances concretos en la detección de enfermedades que amenazan la productividad de las parras y comprometen la calidad de la producción.
La Fundación para la Innovación Agraria (FIA) expuso el proyecto "Validación técnica y comercial de un kit molecular para la identificación temprana de oídio (Erysiphe necator) en vitis", ejecutado por la Universidad de Concepción.
La iniciativa tiene como objetivo abordar una de las principales problemáticas del sector agrícola en el país: la limitada disponibilidad de herramientas eficientes para la detección temprana de plagas y enfermedades que afectan los cultivos, particularmente en la uva.
Contar con tecnología molecular permitiría a los agricultores reaccionar de manera oportuna antes de que el daño sea irreversible.
Desde Duoc UC se informó sobre la futura presentación de la plataforma "Vinos del Biobío" para apoyar el trabajo del sector vitivinícola a nivel regional, la cual tendrá su lanzamiento a mediados del presente mes.
Esta herramienta busca fortalecer la articulación entre productores, canales de comercialización y consumidores, para consolidar la presencia del vino regional en el mercado nacional.
La seguridad de los predios ante la temporada de incendios forestales ocupó un lugar prioritario en la discusión. La intervención de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) marcó un punto de inflexión respecto de la percepción de riesgo en el campo vitivinícola.
Juan Carlos Bascur Quiroz, jefe provincial de Conaf, entregó un mensaje de advertencia y explicó que, históricamente, las viñas actuaban como soportes de seguridad o cortafuegos naturales donde los incendios solían detenerse. Sin embargo, el cambio climático ha modificado drásticamente este escenario. "Hoy en día las viñas que no tienen riego o de secano también están expuestas a un estrés hídrico", alertó.
Según los datos presentados en la sesión, la región del Biobío cuenta con una superficie de 3.084 hectáreas dedicadas a cepas viníferas. De este total, un 27% —correspondiente a 841 hectáreas— está en manos de pequeños productores vitivinícolas locales.
Esta estructura productiva, dominada por la agricultura familiar y la tradición generacional, ha sido identificada por las autoridades como el segmento que requiere mayor apoyo técnico, financiero y comercial para consolidar su presencia en el mercado nacional e internacional.
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