Crisis de la miel en la región: apicultores enfrentan precios por el suelo y pérdida de abejas

La apicultura en la provincia de Biobío vive momentos complejos. Lo que alguna vez fue un motor de producción y reconocimiento nacional, hoy se enfrenta a la dura realidad de precios deprimidos, altos costos de mantención y condiciones ambientales cada vez más desfavorables.

Todo esto ocurre mientras en la Comisión de Agricultura del Congreso se discute la creación de un Registro Nacional de Polinizadores Profesionales, una medida que si bien busca ordenar y proteger la actividad, no convence del todo a los productores de la zona.

MIEL DE CALIDAD, PERO CON BAJO VALOR EN EL MERCADO

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En términos de precios, el kilo de miel se comercializa en torno a los $1.700, un valor que en muchos casos apenas alcanza a cubrir los gastos en insumos, logística y sanidad de las colmenas.

Frente a este panorama, los apicultores locales se ven obligados a aumentar volúmenes de producción o buscar estrategias alternativas para mantener sus emprendimientos en pie.

A esto se suman factores externos como el cambio climático, que altera los ciclos de floración; el uso de pesticidas en faenas agrícolas, que pone en riesgo a las abejas; y las dinámicas del mercado internacional, que condicionan los precios y la demanda.

En entrevista con La Tribuna, Orlando Iraira, presidente de la Asociación de Apicultores de Los Junquillos, en Santa Bárbara, explicó que el cuidado de las abejas no depende solo de los productores, sino que son muchos los factores que pueden afectar.

EL IMPACTO DEL CLIMA EN LA PRODUCCIÓN

Asimismo sostuvo que la producción de miel no es uniforme, pues depende de múltiples variables: desde la genética de las reinas y la sanidad de las colmenas, hasta la lluvia en plena floración.

En la práctica, factores como la vegetación disponible, el manejo de las colmenas y la variabilidad climática se traducen en una cosecha que puede variar significativamente de un año a otro.

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Y aunque algunos productores logran sostener su nivel de trabajo, los precios bajos siguen siendo una barrera para el crecimiento del rubro.

ENTRE LA ESPERANZA Y LA INCERTIDUMBRE

En tanto, desde la Federación Red Apícola Nacional, su presidente, Misael Cuevas, planteó a este medio de comunicación que la llamada "crisis de la miel" tiene mucho que ver con el mercado europeo, principal destino de exportación.

Cuevas también recalcó que la discusión sobre el registro de polinizadores no está directamente vinculada con los problemas de precio, sino con la necesidad de profesionalizar la actividad.

"Este reglamento es parte de la Ley Apícola. Busca ordenar quiénes son los apicultores que ofrecen servicios de polinización, pero la crisis de los polinizadores va más allá de las abejas. Se trata de una situación global que afecta a mariposas, abejorros y otros insectos que están desapareciendo por el monocultivo y el uso de agrotóxicos", explicó.

A pesar de las dificultades, en la provincia de Biobío el trabajo de los apicultores sigue siendo vital. No solo porque permite ofrecer mieles de gran calidad —muchas de ellas monoflorales, con un alto valor en mercados internacionales—, sino también porque garantiza la polinización de cultivos agrícolas y el equilibrio de ecosistemas locales.

Los productores de la zona mantienen la esperanza de que medidas como el registro de polinizadores, sumadas a un mejor escenario de precios internacionales, contribuyan a darle mayor estabilidad al rubro.

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