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La Tribuna

28 años después (2025): "La lucha por la sobrevivencia al exterminio continua"

por Prensa La Tribuna

Crítica Cine / Referencial

Ficha técnica: 

Dirección: Danny Boyle

Guión: Alex Garland

Música: John Murphy

País: Reino Unido

Duración: 117 min.

Productora: DNA Films, Sony Pictures

Sinopsis:

Han transcurrido casi tres décadas desde que el virus de la rabia asoló Reino Unido. El país se ha convertido en un territorio silenciado por la devastación biológica y el abandono político. En este mundo árido y fragmentado, una científica descubre una mutación del virus original que amenaza con reactivar el ciclo de horror. Pero esta vez, el brote no sería solo un problema local: sus ramificaciones alcanzan al planeta entero. El horror ha evolucionado. Y quizás, también lo ha hecho la monstruosidad.

Análisis:

Dirigida por el productor y cineasta británico Danny Boyle, quien regresa a la dirección con una propuesta mucho más introspectiva y amarga, transformando el horror viral en un símbolo de persistencia traumática. Si las películas previas se centraban en el caos inicial y en el intento fallido de restaurar el orden, 28 años después indaga en las cenizas. La historia nos sitúa casi tres décadas después del primer brote del virus de la rabia. Gran Bretaña está fragmentada en enclaves de control, zonas muertas y paisajes dominados por la vegetación y el silencio. La amenaza no ha desaparecido, solo ha cambiado de forma. La protagonista, una científica interpretada por Jodie Comer, descubre una mutación silenciosa del virus. A partir de ahí se desencadena una búsqueda, no solo de una cura, sino de comprensión. Con una atmosfera menos explosiva y más contemplativa, la acción es contenida, medida, pero no menos intensa. La cinematografía es magnífica, poniendo el foco está en lo que no se dice, en las grietas emocionales de los personajes, en la desolación de los espacios, a través del uso de cámaras que privilegia planos largos, silencios sostenidos y encuadres que parecen ruinas pictóricas. Hay una belleza espectral en el abandono: autopistas cubiertas de maleza, edificios devorados por el moho, ríos convertidos en espejos turbios. Este paisaje no es solo un escenario: es una metáfora de lo infectado que permanece.

La película mantiene la estética sucia y realista que caracterizó a la original, pero con mayor sobriedad. No hay estilización innecesaria. La atmósfera es densa, opresiva, construida más a partir de lo ausente que de lo explícito. 28 años después es un relato lúgubre, profundo y visualmente poderoso sobre la persistencia del mal. Más allá de los géneros, es una meditación sobre lo irremediable, sobre la imposibilidad de volver a ser lo que fuimos.

Crítica de cine por:

Leonardo A. Ramiro Reyes

Diplomado en Cine e Historia

@leoramiro

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