Vivimos en un mundo plagado de máscaras y apariencias artificiales, transformando las redes sociales en campos de batalla de "likes" y búsqueda de popularidad, buscando dar la impresión de ser una persona ganadora y exitosa.

La imagen personal puede terminar siendo una marca que se muestra en el momento preciso, con el ángulo perfecto (todo muy estudiado); si no sale bien, se puede solucionar con un filtro, un efecto o con la inteligencia artificial (IA). Qué sencillo triunfar así, sin proceso, sin esfuerzo, sin honestidad.

Mostrarse intencionadamente como un personaje y no como se es puede esconder vergüenza, inseguridad, autoestima reducida, miedo al rechazo, temor a no encajar y, particularmente, una notable evitación de mostrar imperfecciones o ser juzgado por otros. El no aceptar su propia realidad y potenciar una imagen armada funciona como una especie de escudo o coraza.

Mantener esta representación en el tiempo lleva a actuar para agradar, aparentando riquezas, logros y, en definitiva, éxito en la vida, buscando atraer los aplausos al personaje, incluso lográndolo, pero, a la par, manteniendo oculta entre las sombras a la persona detrás de él. Esta práctica puede terminar por destruir, haciendo que, mientras más esfuerzo se invierte, mayor anulación, agotamiento y frustración.

Siempre será mejor "ser" que "actuar". Tu valor está en ser auténtico; no importa si no encajas, no ser igual que todos, salirte de la órbita, equivocarte y mostrarte imperfecto te retrata de pies a cabeza. No necesitas aprobación ni licencia para ser tú mismo; no dudes ni temas, porque por la misma puerta que salen los miedos y lo superficial entra la felicidad.

La verdad siempre se impone, por lo que ser tú, sin filtros ni caretas, hará más sencilla tu existencia, porque, aunque no lo parezca, fluir libremente te transforma y, al ser sin esfuerzo, emana una energía magnética e imposible de imitar que atrae lo bueno. Si tomas ese camino, brillarás con toda seguridad.

La sobreexposición hace daño, te hace involucionar; no siempre se crece hacia arriba. Cuando conectas contigo mismo, lograrás crecer hacia adentro, con lo cual subirás de nivel, logrando menos apariencia y más autenticidad, menos crítica y más gratitud, menos personaje y más persona.

Aunque atraer miradas, actuar en torno a una imagen, la aprobación fácil y el éxito artificial seducen y atraen, son fugaces. No te asustes de ser tú, porque de esa forma perdurarás en el corazón de la gente. Eres único; si te destacas por ser diferente, haz que esa diferencia destaque. Puede sonar difícil en estos tiempos, pero lo lograrás adaptándote al cambio, tal como el agua se adapta al recipiente que la contiene. Da el salto y aprende a amar el hecho de ser tú, sin disfraz.

Ser tu propia versión, hacer oídos sordos al qué dirán, escogerte a ti y cambiar a veces puede doler o incomodar, pero tranquilo, ninguna persona aprendió a ser fuerte en situaciones fáciles. Acéptate tal como eres, conecta contigo y recuerda que los detalles sinceros que conectan con tu alma iluminan e iluminarán siempre los mejores momentos. ¡Que tengas un maravilloso día!

Luis Rozas Mardones

Psicólogo