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Columnista

Baile en el Nacional

Mario Ríos Santander

por Mario Ríos Santander

En estas manifestaciones públicas, políticas o de cualquier orden, se invoca a cada rato la libertad, como razón actual y final de todos aquellos que desean manifestarse o expresarse. "Soy libre y tengo el derecho de ejercer mi libertad como yo quiera", gritan en medio de algarabías, colores y personas vestidas en forma tal que se transforman en centro de miradas diversas, en aquellos que observan desde la otra vereda.

En el Instituto Nacional ocurrió este asunto promovido por la libertad. La idea fue mostrar a la sociedad a personas distintas que se sienten marginadas por ella. Para ello, efectivamente nada era más distinto que un hombre, vestido de mujer y con gestos obscenos, bailara frente a niños de corta edad mientras recibía el aplauso de sus colegas en medio de miradas desconcertantes de los alumnos, ajenos a tales espectáculos en que la sensualidad surge como única o principal razón de manifestar el derecho a ser libres en cualquiera de sus manifestaciones.

¿Y qué es la libertad?

Esta expresión, libertad, se oye centenares de veces cada día en las declaraciones políticas o de grupos definidos que vociferan por las suyas, como si el mundo se terminara mañana. Definamos esto de la libertad. La filosofía define a la libertad como "la manifestación de la responsabilidad". Solo se es libre cuando se actúa responsablemente en ella. Por ello, en la totalidad de las sociedades de este mundo, existen lugares que acogen personas, retirándolas de la sociedad, debido a que fueron irresponsables con su propia libertad. Claro, eran sicarios, asesinos, delincuentes y otras especies humanas que demostraron irresponsabilidad absoluta de ser libres.

Surge a su vez una segunda cuestión: ¿Qué define la actitud y participación del ser humano en el cuidado de la responsabilidad? Su respuesta se radica en un asunto de manifestación diaria: el criterio. Nosotros decimos o hemos oído esto de que "yo admiro a fulano porque tiene buen criterio" o también, "con buen criterio se solucionará este problema".

En el ámbito colectivo, una sociedad actúa responsablemente cuando existe "sentido común". Para ello, no se requieren más leyes, eso no; al revés, el exceso de leyes inhibe el sentido común. Una sociedad y una nación se manifiesta con sentido común cuando la cultura reemplaza a las leyes. Un país con pocas leyes se expresará socialmente a través de principios y valores. Tal cuestión, de por sí trascendente, adquiere plena manifestación en sociedades que viven la libertad a gusto sin normas escritas junto a la naturaleza, principal forma de recoger el "sentido común".

Entonces, conocido lo anterior, ¿podemos sostener que hubo libertad en esto ocurrido en el Instituto Nacional? Claramente no. No hay criterio alguno en tal fiesta. Es irresponsable efectuar un evento en que claramente un alto porcentaje de los padres y apoderados no aceptó tal situación. No hubo sentido común; simplemente el baile propio de un local nocturno fue la imagen recibida por los estudiantes. ¿Habrá que preocuparse de la responsabilidad con que se aplica la libertad? Sí, no hacerlo es destruir el sentido común.

Mario Ríos Santander

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