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La Tribuna
Columnista

Nuestros vientos

Mario Ríos Santander

por Mario Ríos Santander

¿Habrá otro lugar de Chile con vientos tan extremadamente violentos como los que tiene nuestra región, particularmente Los Ángeles y todo el valle que la compone?

Y algo más importante aún. ¿Habrá otro lugar en esta tierra chilena donde los temporales de viento tengan una fecha conocida todos los años? Concretamente, el mes de junio y el día 12 o algún otro de su entorno seguro, hay temporal de viento. El año pasado fue el 15 de junio y las anteriores fechas, parecidas. Por lo tanto, estimados amigos de las urgencias, ya saben qué hay que hacer cada mes de junio de aquí para adelante.

Ahora con respecto a velocidades. El año pasado, 15 de junio, el viento máximo llegó a los 62 km/h, y este año rasguñó los 100 km/h. Ha habido meses de junio en que el viento ha rozado los 120 km/h. Esto lo veo por el número de árboles que caen en mi entorno de casa agrícola. Este año cayeron siete árboles y el 12 de junio de 1982 (estimado) cayeron 23, todos ellos árboles del centro del bosque. Conversando con un sabio campesino sobre estas caídas, le señalaba: "¿Cuál será esta razón curiosa de que caen los árboles del centro, interior del bosque, y los de fuera, que reciben con fuerza el viento, siguen de pie?". El campesino, con su característico vaivén de cuello cuando descubren que serán maestros, respondió: "Es que los de adentro no reciben el sol. Los de fuera son más fuertes porque tienen sol, tienen luz".

Lo anterior, al margen del drama que significa pasar una noche sintiendo bramar la naturaleza con vientos huracanados en el entorno de la casa, la verdad es que me gustó. "Los del centro caen porque no tienen luz". Recordé otra máxima tan profunda como esto de la falta de luz. Se trata de "las personas lunas".

La primera vez que lo oí no entendí. Estábamos en algún debate sobre valores, principios morales, en fin, las cosas propias de la filosofía y el pensamiento religioso, y uno de los presentes lo señaló refiriéndose a un pensador que días antes había publicado por la prensa su respuesta a algunos asuntos cuestionados que a nivel público se discutían. La persona, rechazando sus argumentos, dijo escuetamente: "No lo creo, porque es hombre luna". Yo, que no soy muy inteligente a la primera (necesito por lo menos una media hora para ser inteligente), pregunté por esta denominación de "hombre luna". Me respondió quien la había formulado: "Son aquellas personas que no tienen luz propia. Necesitan a alguien que les dé la luz". Quedé paralizado. Me gustó muchísimo esta relación que surgía en paralelo con esto de los árboles que se caen: "son los que no tienen luz".

Habría que agregar, en relación con el temporal de vientos, que en los asuntos públicos, políticos, institucionales, hay varios, quién sabe cuántos, que son "personas lunas" o, si quieren una definición más acorde con el cuidado del medio ambiente, en esta fauna pública hay varios "que son árboles del centro del bosque".

En resumen, el temporal fue una especie de estallido social de la naturaleza. Debe ser porque estamos en meses electorales y nos llama la atención en nuestro voto. Sería un error hacerlo por "personas lunas". Así es.

Mario Ríos Santander

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