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La Tribuna
Columnista

Biobío: región con alma de país

Roger Sepúlveda Carrasco

Rector de la Universidad Santo Tomás en la región del Biobío

por Roger Sepúlveda Carrasco

La región del Biobío destaca por su sólida base industrial, su diversidad social y cultural, su conectividad internacional y sus capacidades formativas. Si la imaginamos como un pequeño país, su desarrollo sería notable en distintos ámbitos.

Es un pilar industrial de Chile, con sectores como el forestal, el pesquero, el metalmecánico, del transporte, de servicios y de energía. Hoy resulta urgente revitalizar esta industria mediante inversión pública y privada, y la apertura de nuevas áreas productivas. Aunque el Plan de Fortalecimiento Industrial es un paso, no basta ante la degradación de la matriz regional.

La economía del Biobío representa el 5,9% del PIB nacional. Con una población proyectada de 1.686.225 habitantes para 2024 y una tasa de desocupación del 7,7%, la región ha visto caer su participación en el PIB nacional: del 10,1% en 2003 al 7,4% en 2023. Esta baja refleja un prolongado debilitamiento industrial, con el cierre de emblemáticas plantas como la Siderúrgica Huachipato, fábricas de cemento y aserraderos. De hecho, la industria pesquera permanece en alerta por decisiones legislativas que podrían afectar a más de 800 trabajadores.

Biobío es la tercera región más poblada del país. Su conurbación metropolitana combina zonas urbanas y rurales, enfrentando desafíos en seguridad social y empleo, reflejados en una desocupación del 9,0% (trimestre diciembre 2024-febrero 2025). Aun así, la región se distingue por una fuerte cohesión comunitaria y compromiso con el desarrollo sostenible.

Revertir esta tendencia requiere un enfoque coordinado y multidimensional. El Plan de Fortalecimiento Industrial del Biobío es una oportunidad para acelerar inversión y reactivar la industria. Incluye medidas de corto plazo para enfrentar la crisis actual, junto con acciones a mediano y largo plazo para consolidar la capacidad instalada.

Los pilares productivos —forestal, pesquero y agropecuario— son clave. La industria forestal, con el 68% de las exportaciones y 80 mil empleos, ha visto disminuir su superficie plantada. La pesca, que representa el 15% de las exportaciones y 6 mil 500 empleos, necesita estabilidad regulatoria para atraer inversiones. El sector agropecuario, que aporta el 5% de las exportaciones y genera cerca de 40 mil puestos de trabajo, requiere inversiones urgentes en riego y embalses.

La conectividad es otra ventaja. Los puertos de San Vicente, Talcahuano y Coronel fortalecen el comercio exterior, apoyados por infraestructura vial y ferroviaria que une zonas productivas y exportadoras. Mejorar la planificación territorial y avanzar en infraestructura digital es clave. Proyectos como el Ferrocarril Trasandino del Sur y el Paso Pichachén potenciarían el vínculo con Argentina, consolidando a Biobío como eje logístico del sur.

Desde lo cultural, Biobío es un territorio vibrante. La herencia mapuche se refleja en su música, danzas y tradiciones. Museos, monumentos y sitios históricos preservan su identidad. Concepción, impulsada por universidades y centros de formación, lidera una vida cultural activa. Las fiestas costumbristas —como la Fiesta Alemana de Contulmo o la Trilla a Yegua Suelta en Yumbel— celebran su diversidad gastronómica, folclórica y artesanal.

En el ámbito natural, la región cuenta con una geografía privilegiada: costas, ríos, valles y montañas. El río Biobío, uno de los más largos del país, es símbolo de identidad y recurso vital. Espacios como el Parque Nacional Laguna del Laja o la Reserva Nacional Nonguén protegen ecosistemas y la biodiversidad amenazada.

La formación de capital humano es otra fortaleza. A la oferta universitaria se suman modelos innovadores de educación técnico-profesional, como el del País Vasco. Biobío es líder nacional en generación de capital humano avanzado, ciencia, tecnología e innovación, atrayendo talentos que dinamizan los procesos productivos.

En conclusión, Biobío tiene todos los argumentos para soñar con mayor autonomía y protagonismo. Para lograrlo, debe superar desafíos identitarios que impiden amalgamar todo su potencial. Valorar nuestras características únicas, sentir orgullo por nuestra historia e impulsar un relato propio son pasos clave para construir una región más cohesionada, competitiva y orgullosa de sí misma.

Roger Sepúlveda Carrasco

Rector de la Universidad Santo Tomás en la región del Biobío

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