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La Tribuna
Columnista

Comisión de Paz y Entendimiento, un diagnóstico útil tanto para el presente como el futuro

Jorge Contreras Blümel

Coronel de Ejército (R)
Consultor y docente en Seguridad Pública Ciudadana
@contrerasblumel

por Jorge Contreras Blümel

Hace pocos días culminó el trabajo de la "Comisión Presidencial por la Paz y el Entendimiento", mandatada a buscar los mejores caminos y propuestas serias para abordar el conflicto territorial entre el Estado de Chile y el Pueblo Mapuche, abarcando territorialmente las regiones del Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos. Sus objetivos fundamentales: diagnóstico de la demanda de tierras mapuches, facilitar el diálogo entre los actores involucrados y la propuesta de mecanismos de reparación y reformas para contribuir a la paz y el entendimiento.

Los datos que surgen a partir de la etapa de diagnóstico no dejan de sorprender. Un conflicto que inicia su fase de violencia el 1997 y que a la fecha completa un total de 8.926 incidentes y 60 fallecidos. Los programas y la institucionalidad creada para la compensación de tierras, junto con una gran fluctuación de su cantidad en cada año, demuestra que su efectivad no ha sido la esperada y la coordinación con otras áreas del Estado tampoco ha demostrado un buen comportamiento.

Se menciona que, en cuanto a la restitución de tierras demandadas por el pueblo Mapuche, son 377.334 hectáreas y de ellas a la fecha se han entregado 230.563. Los procesos para la entrega de tierras son lentos y de mantenerse en el ritmo actual de tramitación, la brecha que existe podría demorar en su solución de 80 a 162 años.

El Presidente de la República ha recibido este informe y nos comenta que iniciará su lectura, estudio y posterior presentación de iniciativas, lo cual, desde ya, es un avance en términos que se ha consensuado con rigor metodológico y basado en el aporte de los "comisionados", un estado del arte o radiografía actual del conflicto en cuanto a los objetivos del mismo.

Como ciudadano veo con esperanza este avance y que se haya generado un diálogo necesario y un levantamiento de datos y lo que siempre demandamos, que exista la "evidencia territorial"; antecedentes, análisis y procesamiento de datos para conocer en profundidad las variables y comportamientos de los fenómenos asociados a un conflicto. Desde la teoría, todos los días vivimos conflictos de diversa magnitud y depende de sus actores y de nosotros mismos visualizarlos como situaciones para resolver o problemas que nos complican, alteran y nublan.

Siempre desde una mirada positiva y de propuestas, creo relevante entender que el informe sienta un precedente serio y objetivo para iniciar un camino de largo plazo, pero que también hace falta mirar el hoy, el futuro inmediato y el mediato. El sentido de poner el acento en esta mirada más acotada es que siento que queda un vacío en cuanto al diseño y la estrategia actual para enfrentar, tanto los mismos objetivos del informe, como otros que tienen que ver con la violencia rural y el terrorismo.

Los atentados siguen ocurriendo, la incertidumbre continua, las respuestas del Estado y el gobierno se mantienen por medio de renovar estados de excepción de forma sostenida, con sus mismos énfasis y dejando el resultado de las políticas públicas a la capacidad de respuesta de las fuerzas armadas y carabineros. Como provincia debemos insistir en la revisión de las actuales estrategias operativas, como también, de la definición y alcances de los estados de excepción "acotados", de respetar las atribuciones constitucionales de los JEDENA designados, de entregar libertad de acción a las fuerzas para planificar sus estrategias, de designar autoridades políticas competentes, con experiencia en temáticas de seguridad y orden público.

En este mismo sentido, si ya contamos con un diagnóstico de la "comisión", decidimos aceptar inicialmente sus conclusiones, confiamos en su metodología y la manera consensuada para arribar a sus propuestas, es urgente emplear el mismo diagnóstico como una herramienta para medir el impacto y resultado de las políticas públicas vigentes, tomar acciones de mejora ahora, destrabar lo necesario y por cierto encontrar alternativas para reparar. Este camino, de actuar pronto y no sentarnos a esperar los debates legislativos y la eterna tramitación de proyectos, puede cambiar muchas dinámicas en el presente y evitar que el conflicto y la violencia se diseminen en nuevos territorios.

Jorge Andrés Contreras Blümel

Coronel de Ejército (R)

Consultor y docente en Seguridad Pública Ciudadana

@contrerasblumel

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