Regístrate Regístrate en nuestro newsletter
Radio San Cristobal 97.5 FM San Cristobal
Diario Papel digital
La Tribuna
Columnista

Del amanecer al ocaso

Luis Rozas Mardones, psicólogo.

por Luis Rozas Mardones, psicólogo.

Todo puede girar bruscamente, y la vida no es un viaje con destino asegurado. Cuando pasan los años, nadie sale ileso. Fíjate en esta paradoja: cuando somos pequeños, lo único que queremos es ser grandes como papá o mamá, pero cuando ya somos adultos, añoramos ser nuevamente niños. Cuando envejeces, vas perdiendo energía, chispa, aparecen canas, arrugas y ojeras. Es la ley de la vida: si cuando niño crecer era una buena noticia, seguir creciendo cuando eres adulto tal vez no lo sea tanto.

Acorde a lo anterior, aceptar que los hijos ya crecieron puede generar una dura crisis existencial, donde todo sacrificio parece haber sido insuficiente y, de golpe, dejas de ser ese gigante autoritario e imponente. En cambio, eres frágil y a veces anticuado, no resuelves todo, pero eso en verdad no es un fin, sino que un comienzo de un cambió.

Para la metamorfosis de ese dulce niño en un joven esquivo y contestatario, la clave está en mantener la comunicación. No te quieren menos, sino que su amor viene con otros códigos, visibles en una sonrisa, un abrazo, en un llamado telefónico, en acompañarte o sencillamente contarte sus cosas. Con estas u otras manifestaciones, a su manera te están diciendo "te amo, confío en ti, tú opinión me interesa, eres importante y me das seguridad". Se trata de aprender a interpretar este nuevo lenguaje, que trae el mismo mensaje, pero de otro color.

El tiempo que dedicaste a estar, a jugar o a sumergirte en su mundo deja una huella profunda. Transformar los momentos en bellos recuerdos sí vale. Criaste o creaste desde el amor más puro y venciste tus propias limitaciones, brindando seguridad, fuerza, paz y alegría cuando en tu mundo interior había incertidumbre, cansancio o caos, o secabas tus lágrimas en silencio evitando que alguien te viera; todo eso que entregaste sí importa.

Si tu hijo hoy es independiente y te demuestra que no te necesita como antes, ¡te felicito! No le diste cadenas, sino que regalaste alas y fuerza para enfrentar al mundo. Si vuela del nido, no te desanimes al ver tus brazos vacíos, ya que de aquí en adelante serás la raíz de su árbol, el cimiento de su edificio y su cable a tierra. Estás en su corazón y te necesitará siempre, aunque no te lo diga como antes. Si todo esto te resulta familiar, es porque tú también lo viviste.

Para cerrar este relato, recuerda que el tiempo que tienes es una página por escribir, un universo por descubrir, una biblioteca para aprender, pero nunca será un texto para borrar. Construye poesía con tu vida y aplaude desde lejos el éxito ajeno, que también es el tuyo. Si el día en que se vaya solo piensa en regresar, has hecho una buena labor. Aunque vuelva solamente a tu ocaso, para tomar tu mano por última vez, mirarte a los ojos y decirte con los ojos llenos de lágrimas "gracias por todo", puedes descansar y volar alto y en paz.

¡Que tengas un maravilloso día!

Luis Rozas Mardones

Psicólogo

Síguenos: Google News
banner redes
banner redes banner redes banner redes banner redes banner redes

¿Quieres contactarnos? Escríbenos a [email protected]

Contáctanos
EN VIVO

Más visto