Resulta lamentable la pérdida de confianza, esa condición tan propia del ser humano de creer en las personas, las instituciones, los amigos, los jefes, los empleados, en fin, en todo. ¡Qué pena! Ya no se puede creer mucho. Nos estamos transformando en un país de incrédulos, de desconfiados.

La confianza consiste en creer con seguridad que las demás personas son honestas, bien intencionadas, íntegras, intachables; en definitiva, correctas. Cuando se pierde la esperanza en alguien o en algo y en la seguridad que teníamos, ¿qué podemos hacer? Nos transformamos en desconfiados y ello es un deterioro moral más en nuestra sociedad.

Una sociedad donde no existe la confianza no puede tener mucho futuro. "Es la confianza mutua, más que el interés mutuo, la que mantiene unidos los grupos humanos", dijo el periodista Henry Louis Mencken, ensayista y crítico cultural estadounidense.

No me considero negativo. Al contario. Siempre he predicado que "no hay que perder la fe en el ser humano", como me dijo hace décadas un psicólogo, profesor en la universidad. Sin embargo, recibir diariamente llamadas telefónicas con grabaciones que ofrecen lo que usted no necesita y si no se está atento es fácil caer en ese juego, es para comenzar a desconfiar. ¿Le han llegado a usted mensajes de texto a su celular informándole que su pedido no ha sido posible entregar porque falta algún dato? Ojo, lo primero que debe hacer es no abrir el mensaje si usted no ha realizado ningún pedido. Eso es lisa y llanamente una estafa. Hay que estar alerta, con todos los sentidos conectados, porque así como ese método, hay muchas otras técnicas para hacernos caer en la tentación.

Antiguamente era el famoso "cuento del tío". Ahora son los medios tecnológicos los que utilizan para estafar. Ese es el trabajo de muchos para ganar plata rápido. Me parece que también para aquellos que piensan que es fácil obtener dinero con rapidez y sin mucho esfuerzo. La ambición rompe el saco.

Perder la confianza en las demás personas es mucho peor aún. Si no actuamos con la verdad por delante, o cuando se fingen sentimientos o cualidades y campea el cinismo, tarde o temprano se develará la verdad. Y la hipocresía se revelará. Será muy difícil  -imposible, en verdad- recobrar la confianza. Por lo mismo, la sinceridad es una virtud; mostrarse y expresarse verazmente, sin fingir nada, es la forma más segura de lograr la confianza, la que debe ser mutua, recíproca, que asegura una relación más sólida, firme y estable entre las personas. "Vive la vida como si nadie estuviese mirando y exprésate como si todos estuviesen escuchando" (Nelson Mandela), debiera ser una consigna, la conducta de todos los integrantes de la comunidad en general. No es ingenuidad, es cuestión de buena voluntad, comportarnos como corresponde a seres que hacen buen uso de la razón -facultad que tenemos los seres humanos para pensar y  reflexionar- y actuar en consecuencia. Así, de acuerdo a nuestras acciones y nuestros valores -las normas que guían nuestro proceder-, reforzaremos la confianza, para (ojalá) volver a creer.

Que las malas prácticas de algunos no ganen, porque así el pesimismo abundará. No podemos vivir sin confiar, de lo contrario el mundo seguirá deteriorándose. Es necesario volver a creer, todos juntos ganarle a los que abusan haciéndonos creer que obrar correctamente es una debilidad.

Zenón "Cheno" Jorquera

Concejal de Los Ángeles