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La Tribuna
Columnista

Venezuela, el final

Mario Ríos Santander

por Mario Ríos Santander

Nunca imaginó la fronda política "revolucionaria" de Venezuela, que serían sancionado por el mundo, (salvo Rusia, China y otras naciones curiosas de este planeta), después que Corina Machado y su gente, aprovecharan toda la tecnología moderna de información y trasparencia que hoy el mundo acoge y utiliza con tal intensidad que, prácticamente, no existe acto doloso en el mundo que no sea filmado, fotografiado, grabado. Y eso fue lo que ocurrió con las elecciones venezolanas, y más aún, con la acción silenciosa de miles de soldados, colaboradores "silenciosos" de la información reunida que permite, entre otras, señalar con toda claridad la mentira extrema de Maduro y su gente.

Recodábamos en nuestra opinión de la semana pasada, mi presencia en las elecciones venezolanas de 2015 que instaló en el primer mes de 2016 el congreso actual de Venezuela. En efecto, hay un doble mecanismo electoral que se define en dos áreas, una electrónica y otra, escrita.  Sí, porque si bien el voto se "marca" en el aparato electrónico, este mismo sistema le entrega la información al votante a través de un documento oficial, real que permite asegurar su voto y al mismo tiempo, establecer e nombre por el candidato votado. Además de lo anterior, el sistema, al final de la hora electoral, emite un, "certificado por mesa que señala en lo principal, el número de personas que sufragaron en esa mesa y los votos obtenidos por cada candidato. Este es un, "documento oficial", que firman los respectivos apoderados de mesa y los llamados "testigos", representante de los candidatos en esa elección. Es en este documento en que actúa Corina Machado y miles de personas que, ordenadamente, y con celular en mano, fotografiaron cada una de las actas para ser remitidas, vía wasap, a un centro de información nacional. Este método, muy sencillo, tuvo a su vez algunos "seguros" que actuaron en caso de presión indebida por parte de los "testigos de gobierno", también presente en cada mesa. Se trataba de un segundo elector de esa mesa, que, actuando en nombre de otro candidato, obtenía la fotografía del caso y de esta forma se "oficializaba", aún más la verdadera información que Maduro y Cabello, se encargarían de disfrazarla de mentira provocando un fraude como el que ya hemos conocido. Pero, esto no era todo. Había un tercer personaje, en este caso no certificado como "testigo". Un votante cualquiera que, al cerrar las mesas, se acercó al acta correspondiente y también la fotografió, para ser enviada a otro centro, no conocido y tener mayores resguardos del verdadero resultado electoral. Esta última fotografía completaba las tres imágenes de cada una de las mesas receptoras de sufragios en la totalidad del territorio venezolano. Quiero pensar que Maduro conoció en toda su magnitud este proceso de fotografías a cerrarse las mesas de todo el país. Nunca imaginó la información lograda por "testigos", públicos y menos por otro que actuaba secretamente. Seguramente al día siguiente, conocido un repórter mayor, comenzaría a decirse que miles de militares colaboraron activamente, protegiendo a los "testigos". Hoy Maduro está muerto institucionalmente. Sus arrebatos son inútiles. Dios guarde a Venezuela.

Mario Ríos Santander  

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