Regístrate Regístrate en nuestro newsletter
Radio San Cristobal 97.5 FM San Cristobal
Diario Papel digital
La Tribuna
Columnista

Jesús sopló sobre ellos y les dijo recibid el Espíritu Santo

Dr. Patricio Merino Beas

Decano Facultad de Estudios Teológicos y Filosofía UCSC

por Dr. Patricio Merino Beas

(Juan 20, 22)

Estamos celebrando la Solemnidad de Pentecostés. Celebramos y damos gracias por el don de nacer del Espíritu Santo, celebramos como comunidad cristiana, como Iglesia, lo que ha acontecido en cada uno de los discípulos y discípulas en nuestro Bautismo y Confirmación.

Por el inmenso amor del Padre y por la entrega redentora de Jesús se nos unge y dona el Espíritu Santo que nos posibilita nacer a una nueva vida, la vida en el Espíritu, tal y como habían prometido los Profetas (Jeremías 31, 31-34; Ezequiel 37, 9-14; Joel 3, 1-2) y el mismo Jesús (Juan 3, 1-16; 14, 15-17. 26; 16, 12-15; 19, 28-30; 20, 19-23).

Quisiera aprovechar este espacio, en que buscamos avivar la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida, para llamar nuestra atención y resaltar un aspecto del don del Espíritu, a veces olvidado. Les invito a tomar conciencia de que el Espíritu Santo es "Consolador" (Juan 14, 16) quien nos da la paz (Juan 20, 19-23). El Espíritu Santo no solo nos mueve a hacer algo, sino que Él hace y acontece en nosotros la presencia vivificante del Señor Resucitado (nos santifica). El primer movimiento del Espíritu Santo es estar-permanecer en nosotros, nos unge, nos marca con el sello del Hijo, Jesucristo, haciendo de nosotros hijos en el Hijo (Gálatas, 4, 4-6).

Previo a enviarnos-movernos a hacer algo, antes de una misión, Él es la misión de Dios en nosotros, Él habita en nosotros (Juan 14, 17; 1Corintios 3, 16). Ser discípulo (a) de Jesús no implica solamente hacer lo que Jesús hacía, sino aprender a estar con Jesús, escuchar su Palabra, disfrutar de su presencia e intimidad. Esto es algo que el Espíritu Santo posibilita en nosotros, Él es garantía de esta nueva condición de hijos de Dios (Romanos 8, 14-17; Efesios 2,18-22) como un don íntimo y vivificante que nos vincula al Padre y al Hijo, desde Él ahora tenemos una nueva existencia. Por eso es el don personal de Dios dado a nosotros.

El Espíritu Santo desde dentro nos hace gozar de la presencia de Dios mismo en nuestra vida (1Juan 3, 1; 2 Tesalonicenses 2, 13) y nacer a esta nueva vida, la vida de Dios. Antes de ser enviados y movidos al servicio, a evangelizar, a construir una sociedad mejor, somos incorporados por el Espíritu a una intimidad con el Padre y el Hijo. Antes de movernos a fortalecer, Él nos fortalece; antes de movernos a consolar, Él nos consuela. Sin el goce-disfrute de esta presencia primera del Espíritu en nosotros, nada de Jesucristo podríamos ser ni hacer.

Dejar hacer en nosotros al Espíritu Santo (Sabiduría 7, 22-23; Isaías 11, 1-2) nos dará la sabiduría, la fortaleza, el consejo, la templanza y la ciencia que nos permitirán hacer nuestro aporte frente a tantas necesidades que hay. La acogida del Espíritu Santo, la escucha paciente y constante de la Palabra de Jesús en los evangelios, la oración, la contemplación y la celebración cristiana nos permitirán gozar de la fe, la esperanza y el amor con la que el Padre y el Hijo acarician nuestra desolación y abrazan nuestra soledad. Él nos da la paz tan anhelada ¡Oremos con fe e insistencia por la acogida del Espíritu Santo!

Dr. Patricio Merino Beas

Decano Facultad de Estudios Teológicos y Filosofía UCSC

Síguenos: Google News
banner redes
banner redes banner redes banner redes banner redes banner redes

¿Quieres contactarnos? Escríbenos a [email protected]

Contáctanos
EN VIVO

Más visto