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El civismo tiene que ver con el comportamiento ciudadano y su vinculación activa y responsable con las instituciones que marcan y fortalecen la nación y por ello mismo la democracia. La temprana participación ciudadana, del mundo juvenil es una de las acciones fundamentales que una sociedad educada debería fomentar de manera decidida y sostenida. El mundo antiguo (grecolatino) entendía este proceso como esencial. Los griegos educaban a sus jóvenes en la reflexión, en los principios y valores que sostenían la sociedad y el gobierno, porque sabían que las nuevas generaciones, en algún momento de su historia tendrían que gobernar la República, mantenerla y hacerla prosperar. Notable resulta el aporte que se hacía desde la cultura en general, desde la filosofía y las artes.
En nuestro medio el abandono del civismo, se hace sentir muy fuert, ya sea porque con la ruptura democrática generada por el golpe de Estado se produce el cierre de todas las instituciones y se prohíbe la acción de los Partidos Políticos y luego por la extremada tardanza en devolver al currículum la enseñanza de la Educación Cívica, se ha venido configurando una sociedad indiferente, irreflexiva, individualista y consumista, donde no existe el interés por el otro, por el prójimo y mucho menos por los temas cívicos, por la política y por la participación en aquellos temas que son de gran importancia para definir el futuro del país, cómo es el caso de construir una nueva Constitución que nos permita delinear el Chile del futuro, el tipo de Estado, el tipo de gobierno, y señalar los derechos y deberes ciudadanos. Frente a estos temas nos encontramos con una gran indiferencia, dejando a unos cuantos que hablen y hagan por todos nosotros. La crisis de los pueblos adviene por la inmovilidad social, por el abandono de las buenas prácticas colectivas, por la falta de educación, de debate, por la falta de oportunidades y de espacios donde se expresen las diferentes manifestaciones artístico culturales, que tanto aportan al desarrollo del espíritu, del pensamiento y al fortalecimiento de la democracia y a la participación intencionada y productiva.
La democracia se debilita sin la participación de sus ciudadanos, recordemos que ésta representa el gobierno del pueblo, por lo tanto, estamos obligados a participar, "a formar parte de", el espacio que habitamos, de las instituciones y organizaciones que determinan nuestro entorno. Un pueblo maduro y activo es aquel que sabe movilizarse e institucionalizar sus demandas ; que debate y reflexiona permanentemente , dándole sentido a la política , que no es otra cosa que generar y encontrar las mejores ideas y propuestas para enfrentar las contingencias sociales que afectan el desarrollo y la calidad de vida de sus habitantes, no hacerlo es renunciar a la condición más importante del Ser social: Su espíritu gregario, racionalidad, compromiso, sensibilidad y especialmente a su acción creadora y transformadora de la sociedad; pues todo esto es lo que ha permitido la grandeza de los pueblos inteligentes, en el transcurso de su historia.
Mario Morales Burgos
Profesor.
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