Durante los días 4 y 5 de octubre, se han llevado a cabo en la capital de la octava región las instancias finales de la XI versión del Torneo Nacional de Debates organizado por Santo Tomás y su Dirección de Asuntos Estudiantiles.

Desde cuartos de final se reunieron en competencia las sedes de Iquique, Viña del Mar, Ovalle, UST Santiago, Rancagua, Puerto Montt, Los Ángeles y Concepción.

Este torneo ha ido creciendo y transformándose en una instancia clave para la vida estudiantil, al promover prácticas argumentativas, oratorias, expresivas e investigativas en un marco de aprendizaje colaborativo.

Sin lugar a dudas, la discusión o confrontación de opiniones forma parte de nuestros diálogos más cotidianos en ámbitos tan diversos, como el familiar, laboral, la política, conversaciones con amigos, o en espacios como el académico. En este último el debate adquiere características especiales pues permite a docentes y estudiantes asumir roles aún más proactivos en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

La producción de conocimiento científico requiere de una base investigativa que demanda el desarrollo de habilidades y competencias para trabajar en equipo.

Es en este aspecto que el debate puede ser utilizado como actividad pedagógica en el marco de Aprendizajes Colaborativos. En tanto recurso, ayuda a fortalecer las respectivas etapas de producción escrita y búsqueda de información especialmente en el ámbito científico-académico, el cual tiene un componente grupal e interdisciplinario esencial.

Debatir es confrontar ideas, argumentar a favor de una determinada tesis o postura identificando zonas grises o limitaciones del marco teórico que se adopta, en atención al principio científico básico de la falsabilidad o refutabilidad de las hipótesis.

En el marco de nuestra cultura occidental, sostienen Lakoff y Johnson, entendemos y ponemos en práctica la argumentación a partir de la metáfora de la defensa. Es decir, argumentar es defender. En función de unas ideas centrales u objetivos, en el ámbito académico se busca constantemente que los estudiantes sean capaces de definir conceptos y desarrollar una estrategia de investigación que defienda una postura.

Es por ello, que el debate académico es una instancia que estimula en los y las estudiantes el diálogo, la escucha activa del otro y la evaluación recíproca, tanto a la hora de debatir con otros interlocutores como también durante el proceso de diseño de una estructura argumentativa coherente.

El debate grupal posee entonces características externas, en cuanto pone en juego posturas contrarias, como también una dimensión interna pues obliga a los miembros de un equipo a trabajar desde sus capacidades de colaboración para la negociación, creación de consenso y organización.

Junto con ello, en este contexto los estudiantes despliegan estrategias de estudio y de apropiación de la información bibliográfica, elaboración conceptual y escritura colectiva. Estas competencias son propias a toda producción académica, desde un ensayo, artículo científico o tesis, ya sea en los niveles de pregrado o posgrado.

El saber se construye hoy derribando las fronteras tradicionales entre disciplinas, haciendo necesario el trabajo colaborativo, tendencia que ha permeado en diferentes esferas de la sociedad. Por ello incorporar el debate como estrategia de aprendizaje significativo es una opción real y efectiva para adquirir nociones y aptitudes que faciliten la resolución de problemas en la vida cotidiana, espacios laborales y educativos. 

Gabriel Díaz Cerda, periodista y capitán equipo de Debates Santo Tomás Los Ángeles.