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La Tribuna
Columnista

Embates al cristianismo

Mario Ríos Santander

por Mario Ríos Santander

Incorporar a nuestra meditación los asuntos que son propios de la Civilización Occidental Cristiana, necesariamente, fuera del nacimiento, vida y muerte de Jesús, figura y doctrina central, será Pablo de Tarso, quien establecerá las primeras páginas de esta estructura, la Civilización, que dará origen a la más grande y extensa suma de culturas, geografías e historias, que cobijará a lo largo de 2000 años de historia, siempre creciente, la doctrina surgida de Jesús, el galileo, maestro indiscutible, conductor y líder de todo cuanto hoy conocemos y vivimos. Es, también, en su fundamento espiritual y a su vez natural, el valor de tal doctrina, que, transcurrido 2000 años, en su esencia no hay modificación alguna y por cierto, en su naturaleza, mucho menos.

En términos conceptuales, el cristianismo es el fundamento natural de la vida. Y ese es el problema para quienes quieren destruirla.

La presencia de adversarios y enemigos, serán manifestaciones permanentes. Y eso también tendrá una expresión que se extiende por milenios. Y en cada etapa de la humanidad, adquirirá tal hecho, manifestaciones diversas, "ajustadas" al momento en que dicha humanidad está viviendo. Antes fue el "Arrianismo", (que no ha desaparecido. Hoy es sustentado por los "Testigos de Jehová"), luego otros, musulmanes, (expresión religiosa, que entre otras manifestaciones, sostiene unidad de acción en lo gobernado como en lo espiritual), y un sinnúmero de formas para culminar con lo actual: El racionalismo. En efecto, tal proclama, que se ajusta a partir de una verdad, la razón existe, es diaria, es la manifestación de la vida, ("tendencia a un fin"), sin embargo, el racionalismo, adquiere una dimensión extrema a negar todo acto natural del ser, de la sociedad que lo cobija y de las virtudes que conlleva el asentamiento humano, vida gregaria, responsable y conducida en la sutileza de la naturaleza. En lo esencial, la razón distorsionada. Ello, se denomina Marxismo. 

Desde su aparición en la intelectualidad europea, el marxismo, (Carlos Marx), fijó en el trabajo manual, todos sus empeños doctrinarios, creando un mundo en lo sumo atractivo. Nacía el proletario, autor de cuanta revolución vendría después, y aunque no tuvo responsabilidad práctica en los millones de muertos que cada una de tales revoluciones producía, si sus seguidores se encargaron, en vista de que la naturaleza se le venía encima, poner fin a la vida de muchos y de esta forma, producido el quiebre de temores, odios y racionalismos diversos, ingresar con su Dictadura del Proletariado. Sin embargo, lo impensable para el marxismo (y para los no marxistas también), la naturaleza de las cosas y más que eso, los principios y valores del cristianismo, superaron las adversidades marxistas en este mundo proletario, que se vieron obligados, en las décadas que siguieron, a buscar otros sujetos que les permitiera continuar con la siembra de odios y en ellos quiebre sociales, única forma de alcanzar poder. El marxismo, había fracasado. Los proletarios desaparecieron, (por lo demás sus aspiraciones cumplidas se lograban vía capitalismo y no socialismo ni menos marxismo), para ser reemplazados por  las feministas, LGTB+, indigenistas, conservacionistas, destrucción de la familia, aborto,  racionalistas diversos. Y ahí estamos. El marxismo, descubrió otro campo de batalla. Será derrotado como los anteriores. Ha puesto en marcha nuevamente a la naturaleza de las cosas, es decir la defensa natural del ser humano. Ahora falta que los cristianos, defensa milenaria, comiencen a actuar.

Mario Ríos Santander

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