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Columnista

Educación, tecnología y emociones

Alejandro Mege Valdebenito.

por Alejandro Mege Valdebenito.
"Ninguna plataforma digital puede cambiar la vida de los estudiantes, solo los buenos profesores pueden hacerlo". 

Nuccio Ordine. 1958-2023.

Para Nuccio Ordine- el humanista italiano recientemente fallecido, a quien recordáramos hace algunas semanas en éstas mismas páginas- en alusión al creciente uso de la tecnología en la educación, sostiene en una conferencia: "Me inspiran terror los elogios que están propagando en estas semanas los cantores de lo virtual y de la enseñanza telemática, que aprovechando la pandemia tratan de derribar los últimos baluartes de nuestra intimidad y de la enseñanza". Aunque reconoce que fue inevitable el uso de lo virtual para evitar el desastre educativo por las razones sanitarias conocidas las que, en nuestro país excedieron el tiempo que otros lugares destinaron al mismo proceso. Y se pregunta: ¿Cómo podré enseñar sin mirar a los ojos a mis estudiantes, sin reconocer en sus rostros los gestos de desaprobación o los gestos de complicidad? Producto de su propia experiencia vital de 30 años como docente lo ha llevado a tener la certeza que "el contacto con los alumnos en el aula es lo único que puede dar verdadero sentido a la enseñanza e incluso a la propia vida del docente". Considera que la educación ya no les pide a los jóvenes "que estudien para mejorar, para hacer del conocimiento un instrumento de libertad, de crítica, de compromiso civil"; les pide que estudien para aprender un oficio y ganar dinero, habiéndose perdido la idea de la escuela y la universidad como una comunidad en la que se forman los futuros ciudadanos que podrán ejercer una profesión con una fuerte convicción ética y un profundo sentido de la solidaridad humana y del bien común.  No desconoce el aporte de la tecnología en la educación, sin embargo expresa que la tecnología al igual que un fármaco, puede curar o puede intoxicar, que todo depende de la dosis que  se aplique y cómo se haga.

Sin desestimar el aporte de la virtualidad se hace necesario en nuestra realidad  educacional relevar la importancia de las relaciones humanas en el proceso de enseñanza-aprendizaje, las que, cada vez más, por escasas, se están transformando en un artículo de lujo. De ahí se deriva la trascendencia que tiene la relación presencial entre alumno y  profesor más aún, cuando en esa relación entran en juego las emociones que  son las que permiten que el cerebro funcione bien, ya que sin emociones no hay aprendizaje (el cerebro es ¾ partes emocional y ¼ parte racional), siendo lo que mejor se aprende y se recuerda es aquello que ha tenido un significado emocional, constatación que se hace más necesaria la relación entre el que enseña y en el que aprende en los años de la vida escolar. Así, para que el proceso educativo sea eficiente, la profesora y el profesor deben lograr la conexión emocional con el alumno(a) haciendo que lo que se enseña llame a la atención por ser interesante y convocante, teniendo en cuenta el tiempo atencional que los alumnos, según su edad, son capaces de mantenerla y así evitar que el docente esté llamando permanentemente a "poner atención", forzando una situación que excede la capacidad de los alumnos de hacerlo, siendo la rutina educativa un factor que atenta contra la relación emocional y, por supuesto, de un aprendizaje que se mantenga en el tiempo y permita continuar aprendiendo. (Francisco Mora T.)

 Como son las emociones  las que hacen al ser humano ser lo que es y cómo inciden en la  adquisición del conocimiento y en la incorporación  de principios, valores y actitudes sociales responsables y constructivas para la vida en comunidad, cualquieras sean los avances que la ciencia y la tecnología, por necesarios y útiles que sean, las emociones - que se expresan en sentimientos- nada que se conozca las sustituyen y así lo reconoció "Sophia", una humanoide producto de la inteligencia artificial (IA) cuando se le pregunta sobre la toma de decisiones respondió que "mis decisiones no se ven nubladas por prejuicios ni emociones, como sucede con los humanos". A su turno, Ai-Da, humanoide que, en sus realizaciones artísticas, dijo "no tener sentimientos ni preocupaciones, no puedo experimentarlas como tú, no puedo experimentar ni amor ni pena".

Tienen razón. No son humanos, pero los estudiantes aún lo son y, por tanto, seres emocionales.

Alejandro Mege Valdebenito.

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