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La Tribuna
Columnista

Notable. Sí somos corruptos

Mario Ríos Santander

por Mario Ríos Santander

Cuando algunos días atrás el diputado Gonzalo Winter del Frente Amplio, señalaba muy suelto de cuerpo que, cualquier partido político, actuando en el ámbito público, "...inevitablemente poseería alguna corrupción", concluía que estábamos llegando al final de un túnel que, al revés de otros, este no tenía luz alguna. En palabras criollas simples, el Diputado Winter, nos advertía que, paren el "leseo", los partidos políticos de Chile, tenían alma corrupta y eso era aceptado. ¿Tiene otra interpretación?, pareciera que no. Y con eso nos quedamos. Pero, eso no fue lo más complicado. Difundida la opinión de este Diputado, quedo a la espera de las contra respuestas del resto de los partidos políticos y, sorpresa, silencio absoluto. ¿Qué había ocurrido? - Misterio. ¿Es que no había nadie que retrucara esta enorme acusación? Otro misterio.

Transcurrido los días, pocos días, todo esto de las fundaciones truchas, coparon la prensa repletando sus espacios noticioso, dando cuenta de volteretas diversas, ánimos descontrolados, mentiras y verdades anunciadas por la misma persona, en fin, un festival dramático de primeras verdades que después se multiplicarían a otras, más fundaciones, más ONG en el banquillo, más corporaciones, más de todo, hasta que logra hablar el partido político del Presidente Boric a través de su presidenta Ximena Peralta y declara a los cuatro vientos su verdad absoluta: "Ningún partido puede asegurar que en sus filas no va a haber personas que comentan delitos". De esta forma, fuera de caratular todo este mundo de platas públicas perdidas, como "delitos", aseguraba también, lo mismo que el Diputado Gonzalo Winter, "no hay partido político limpio en Chile". Así, directa y sin vergüenza alguna. Lo natural es leer alguna observación señalando que se hace lo posible para reparar esta situación, o estamos atento que si esto ocurre en nuestro partido expulsamos inmediatamente al delincuente, en fin, alguna observación que nos permita conocer al menos los ánimos positivos para eliminar tal desgracia. Pero nada, absolutamente nada. Todo igual. "Total, la niña tiene personalidad para reconocer que el señor que se sienta a su lado en la Comisión Política de Convergencia Social, su partido es potencialmente un delincuente", me comentó mi amigo Raúl Méndez, al enterarse de esta declaración. 

Es efectivo que, en toda agrupación humana, puede darse situaciones parecidas. Incluso al interior de una familia, muy unida, pero con un problema difícil en su interior. Eso es verdad. Lo dramático de los caos que comentamos es que, en el tono, forma y construcción de su declaración, no se observa ánimo alguno de lamentar tal situación. Leyendo nuestra historia política, hubo caos que se transformaron en símbolos electorales. Los radicales, con tres gobiernos seguidos a cuesta, según Ibáñez, se "engolosinaron" en tal forma con esta corrupción institucionalizada, que surgió una escoba, como símbolo de "barrer a los radicales". El resultado fue impresionante. Ibáñez lograba 47% y el candidato radical, un magro 27%. ¿Ocurrirá ahora lo mismo? Todo camina hacia una derrota múltiple. El mal gobierno, sumada tanta corrupción, será nuevamente la escoba el símbolo patrio. 

Mario Ríos Santander

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