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Gastronomía local

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por La Tribuna

El pasado 15 de abril se celebró el Día Nacional de la Cocina Chilena con el objetivo de reconocer y relevar la invaluable historia y el patrimonio gastronómico del país. Su principal promotor fue el Ministerio de Agricultura, lo que se materializó a través del Decreto N° 23 promulgado el 3 de marzo de 2009 bajo la gestión de Michelle Bachelet, a modo de reconocer la historia gastronómica del país y la alimentación de la población.

La norma, además de establecer la fecha conmemorativa, estipula que el Ministerio de Agricultura realice anualmente y en conjunto con asociaciones gremiales, restaurantes, maestros de cocina, criadores de animales, y empresas auspiciadoras, entre otras, una actividad donde la degustación sea la protagonista del evento gastronómico.

Nuestra provincia es parte de esa tradición culinaria con platos tan reconocibles como la cazuela, el pastel de choclo y los porotos granados pero también suma una preparación que es muy característica y singular de este territorio: la pollona.

El origen de esta preparación tiene nombre y apellido: fue la señora Rina Romero Contreras la iniciadora de una de las tradiciones más genuinamente angelina, al punto que hoy perdura en gloria y majestad y se le reconoce como tal a nivel colectivo.

Cualquier angelino puede decir que algunas vez ha probado esa generosa y jugosa preparación que lleva costillar de cerdo, pollo y longanizas que se cuecen en una base de vino y caldo, y que se acompaña de papas fritas, sopaipillas y pebre.

En la década del ’60, se empezó a conocer de una señora que hacía unas preparaciones contundentes y llenas de sabor. Ella lo hacía con gallinas de campo que debían cocinarse por varias horas hasta ablandar la carne. A la preparación se le sumaban cebollas y aliños que se complementaban con sopaipillas y pebre con cilantro.

Con el tiempo, empezaron a aparecer otros restaurantes que hicieron su propia versión de la pollona, aunque manteniendo el ingrediente básico: la carne de pollo. Ahí surgieron locales como La Ruta o El Zapatín (ambos en el camino a Antuco), o El Alero, la Sociedad de Socorros Mutuos, El Típico, entre otros que incorporaron longanizas y costillar de cerdo (idealmente ahumado). Toda esa mixtura dio forma a la preparación como se le conoce en la actualidad.

Lo que partió de manera artesanal en la casa de la señora Rina Romero a fines de los años 60, se institucionalizó más de tres décadas después. En 2004, una comisión de turismo provincial concluyó que la pollona debía ser reivindicada como el plato típico de Los Ángeles. Sin embargo, aunque hubo algunas acciones para potenciarla, aquel impulso se fue diluyendo con el tiempo hasta prácticamente desaparecer.

Para este aniversario de la capital provincial, se ha conocido de la intención del municipio angelino para relevar esta preparación como un elemento gastronómico característico e identitario. Ese marco sería la ocasión propicia para reconocer, de manera póstuma, a la señora Rina Romero (fallecida en 2015), como la precursora de un plato que comenzó a elaborar en su casa del campo por el camino a El Natre y que terminó siendo parte de la tradición gastronómica de Los Ángeles.

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