Opinión

Autismo: Chile se viste de azul

Magaly Sandoval,
Magaly Sandoval / FUENTE:

El 2 de abril es el “Día Mundial de la Concientización sobre el Autismo”, instaurado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para visibilizar a los niños, niñas y adultos con esta condición y fomentar una sociedad inclusiva. En nuestro país, recién el 26 de febrero de este año, fue promulgada la “Ley TEA”, anhelada y muy esperada por muchas familias.

Con esta ley se busca promover un abordaje integral de niños, niñas, adolescentes y adultos con la condición de Trastorno del Espectro Autista, eliminar la discriminación y, lo más importante, “concientizar a la sociedad”, pues muchas personas aún no tienen claro qué significa tener un hijo/a con esta condición.

¿Por qué esta Ley? Es importante que la población sepa que en los últimos 50 años la prevalencia del Trastorno del Espectro Autista ha ido en aumento, el que ha sido reflejado en diferentes estudios. ¿A qué se debe?  El incremento de la prevalencia puede estar dado por múltiples factores, entre ellos una mayor concientización, la ampliación de los criterios diagnósticos, mejores herramientas diagnósticas y mejor comunicación.

¿Dónde es más común esta prevalencia? En los países desarrollados la incidencia que se ha encontrado por año es de 1 caso nuevo por cada 500-700 recién nacidos, pero hasta 40% de los pacientes a quienes se les ha hecho el diagnóstico de TEA alguna vez no se les confirmó posteriormente con las pruebas específicas. ¿Quiénes tienen mayor prevalencia? La relación de varones y mujeres es de 4:1, según la OMS. Nuestro país no está exento de estas cifras y aumento de prevalencia. 

Educación y Salud son los dos pilares donde se deberá trabajar bajo el alero de esta ley. Las políticas públicas en salud deberán apuntar a velar por un trato digno, atención oportuna y mejorar la calidad de vida y la salud mental de las familias con un hijo o hija con esta condición.

Es muy importante saber que las personas con TEA tienen dificultades para expresar sus sentimientos, emociones y, por ende, mucha dificultad para entablar relaciones o vínculos sociales. ¿Soy capaz de reconocer cuando estoy frente a una persona TEA sea adulto o niño/a? Haga esa reflexión antes de emitir un juicio de valor.

Los profesionales de la salud seguimos teniendo la gran misión de brindar una atención de calidad con un trato humanizado y digno. También debemos seguir apoyando en la difusión y concientización sobre esta condición, para que, si usted está frente a una persona TEA, sea capaz de no discriminar, no violentar, pero sí incluir y empatizar, porque también lo hará con su entorno familiar y así construiremos una mejor sociedad.

Magaly Sandoval Zavala

Académica de Enfermería Universidad San Sebastián

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