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La Tribuna
Columnista

La vuelta esperada

Mario Ríos Santander

por Mario Ríos Santander

Así como avanza la ciencia a velocidades asombrosas, así también, pareciera, que avanzan los asuntos esenciales de la convivencia humana. 

Es que en definitiva los asuntos naturales no les dan espacio a los racionalistas, tan dados a ocultar las verdades en procura de obtener beneficios de poder que de otra forma no lo obtendrían.

Uno de los hechos, (o fenómeno, como lo habrían identificado los sociólogos), es la “vuelta a casa” de los fracasos. Es como aquel soldado con rostro repleto de amargura por haber sido vencido. Pero en este caso, no son guerreros profesionales, ni tampoco tuvieron historias bélicas que recordar, no, todo es simplemente derrota de la ilusión, hoy desilusión. ¿Qué había ocurrió?

Los que llegaban de “vuelta a casa”, eran jóvenes en busca de acoger lo rechazado y reenfocar de esta forma su vida. La misma en verdad, que antes de los combates callejeros y esperanzas de una nueva nación, les fueron eliminadas de la aun débil imaginación  creadora (a esta edad prima solo la ilusión que es distinta a la creación), en tal forma que la razón, terminaba sobreponiéndose a la naturaleza de las cosas. No conocían del racionalismo, (“dialéctica”, expresó Marx), solo llegaban a la razón confundiéndoles valores verdaderos que se escondieron tras ideologías atractivas. 

Todo fue un fracaso. Que se notó más al conquistar la presidencia.

Y comienzan a golpear las puertas de sus hogares. Sus mayores, que ante la escapada de sus hijos y nietos, concluían que la “edad del pavo”, tan propia del joven al interior de su familia, también se manifestaba socialmente pero en edad distinta. En este caso, en los 19 años adelante. La fascinación, aparente, de ser libre sin responsabilidad alguna, primera muestra ideológica absorbida, los cautivó de tal forma que resolvieron construir ellos el mundo, despojándose de todo conocimiento, experiencia o sabiduría anterior. ¿Para qué tanta experiencia si la ciencia tiene todo lo necesario y si no sabemos algo, será el internet el que nos proporcione la información necesaria que, por lo demás, será una información mucho más completa? Y así fue como marcharon. A los trabajadores los marginaron, los sindicatos, igual. Hicieron bailar a los curas y a los pastores los olvidaron. Y marcharon a recoger el indigenismo, el feminismo, el medioambientalismo y el pluresexualismo, todos ellos figuras fabricadas por el racionalismo. Aquel dirigente gremial histórico, estaba anonadado. No lo dejaron marchar. Aún más, lo terminaron odiando.

Y todo fracasó. En una primera instancia, culparon el dinero, luego serían los “viejos habladores”, para culminar con los empresarios. Cosa curiosa, por primera vez no se le echaba la culpa a Pinochet. Más bien era Piñera el símbolo de la maldad. Luego el silencio. Algo había ocurrido. Alguien habló del “alma nacional”. ¿Qué era eso? Más allá, de Dios.  Entonces, ya lo dijimos, comienzan a volver a sus hogares. Los padres lo reciben con los brazos abiertos, acogedores, con cariño y amor. Y el joven siente paz. No alcanza a entender aun lo que había ocurrido. Alguien le dice al oído que todas las revoluciones han fracasado, que el camino para la reivindicación, es o son otros, más efectivos, más abiertos, más libres, más de todo. 

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