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La Tribuna
Columnista

Leve repunte en las expectativas empresariales

Ricardo Fuentes Lama

Director carrera de Ingeniería Comercial Universidad Andrés Bello sede Concepción.

por Ricardo Fuentes Lama

El último IPER nos arroja como resultado 51 puntos, el más alto desde diciembre 2020, 51 puntos que marcan más bien neutralidad que optimismo, por parte de los empresarios del Biobío. Tal como diciembre 2020, ocurre un fenómeno asociado a la comparación a bases bajas, pues en esa entrega, que registró 53 puntos, veníamos de salir de largas cuarentenas, para volver a generar nuevamente “economía” después de los 32 puntos de julio 2020, el peor indicador de la historia de la medición, cuando la pandemia causaba estragos en la economía mundial.

La comparación reciente tiene que ver con estados que nos acercan a la esperanza de la normalización de varios factores, y sin duda, el ambiente interno tiene que ver con proyecciones “menos malas”, entre otros, una leve, pero mejor proyección al último IPER respecto a las ventas de las empresas , en sus utilidades y  que los costos de materias primas en un porcentaje importante baja en sus proyecciones de aumento, dando cabida a una incipiente percepción de mantención en el precio de los insumos, esperando estabilidad en los precios asociados a estos en el mediano plazo.

En el último tiempo hemos visto que las expectativas de alzas de tasas más moderadas de la FED (Sistema de la Reserva Federal de EE. UU.) han debilitado el dólar a nivel mundial, y que la inflación bajará en contra de las proyecciones en noviembre del país norteamericano.

Sumado a ello la flexibilidad en las medidas sanitarias de China ha tenido implicancias en el alza del precio del cobre, lo que se ha traducido en una apreciación del peso chileno.

Claro está que este 2023 será un año recesivo, con un consumo continuando a la baja, y un nivel de inversión muy frágil, la proyección del PIB - según los expertos - será de un retroceso del 2% el 2023, dada la caída de la demanda interna, para volver a las tasas positivas el 2024 y los empresarios del Biobío en un gran número, van en esa proyección, pues en un 49% creen que decreceremos.

Este neutral IPER de diciembre 2022 muy probablemente esté fundamentado, además, en que nuestras empresas asocian al rechazo de la nueva constitución como un grado de estabilidad muy valorada, pues para las empresas eran cambios radicales en las condiciones de operación, despejando esa variable, que fue una preocupación sostenida durante 2022 en términos de incertidumbre. Hoy saben que, rechazada, solo deben afrontar un escenario recesivo general.

Los elementos que se mantienen y frenan el IPER son variables como las proyecciones a la inversión en la región, un muy bajo nivel de inversión en las empresas (menos de 5 MM US$), amparados en la incertidumbre, una preocupación sostenida en la seguridad pública, violencia en la macrozona sur, y los aumentos en los costos de operación asociados a la reforma de pensiones, a la jornada de 40 horas y a la reforma tributaria.

Se viene un 2023 complejo, pero este nuevo índice de percepción empresarial, puede ser el punto de inflexión que añoramos para la ansiada recuperación proyectada para el 2024.

Ricardo Fuentes Lama

Director carrera de Ingeniería Comercial

Universidad Andrés Bello sede Concepción

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