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La Tribuna
Columnista

Hablemos en serio

La Tribuna

Por Juan Bustamante Michel
Presidente de la AFDEM Los Ángeles

por La Tribuna

En los centros de enseñanza

todo es evaluable; desde la gestión docente propiamente tal (esto es, la

directiva, la  técnico pedagógica y la de

aula), hasta la de cada uno de los estamentos restantes (asistentes de la

educación, estudiantes y apoderados); y ello, porque el impacto de sus

distintos roles, se acepte o no, es de suyo inevitable y, por lo tanto,

gravitante en la generación de condiciones que garanticen una educación y aprendizajes

de calidad para la totalidad de los estudiantes de que son responsables; todo

esto, sin perjuicio de que también es evaluable el funcionamiento general de

los establecimientos educacionales, según nos lo hace presente la legislación

educacional vigente y según lo aconseja el sentido común, aunque sea el menos

común de los sentidos. 

Ahora bien, tratándose de la

evaluación docente en sentido estricto, bueno es señalar que para que ésta sea

un aporte, debe ser integral, holística (y en cada caso, auto, hétero y co

aplicada), sobreviniente de un sistema generado, instalado y validado macro,

meso y microsistémicamente; es decir, un proceso que vaya en pos de constatar

no sólo la calidad de la gestión docente áulica, sino que además la gestión directiva

y técnico pedagógica en cada centro de enseñanza, lo que, como es de

conocimiento ciudadano, jamás ha ocurrido hasta ahora en el plano local al

menos. En otros términos, un proceso con orientación sistémica, de modo que se

verifique si existe o no la relación y reacción homeostática pro calidad que

necesariamente debería darse entre cada uno de los subsistemas y microsistemas

del sistema escuela (en sentido genérico), de tal modo que los procesos

retroalimentatorios y los equilibrios internos efectivamente fluyan en

beneficio de la población discente de que cada centro educativo se ha hecho

cargo por mandato social.

El tema de fondo, para que

hablemos en serio - y muy en serio, la verdad - es que así como los docentes de

aula deben dar cuenta de su quehacer pedagógico desde el marco para la buena

enseñanza ante sus directores y jefes técnicos y la eventual comparecencia de

un profesor par por extrapolación de la ley de evaluación del desempeño

profesional docente, los equipos directivos y técnico pedagógicos deberían

hacerlo desde el marco para la buena dirección y sus convenios de desempeño

ante muestras representativas de profesores, asistentes de la educación,

estudiantes y apoderados; esto, a propósito de una propuesta que sin complejos

ni titubeos  presentara la AFDEM Los

Angeles a la autoridad educacional como consecuencia de su participación en la

elaboración del Plan Anual de Desarrollo Educativo Municipal (PADEM). El

problema de fondo estriba en que, como los equipos directivos y técnico pedagógicos

no han sabido de otra evaluación que aquella de carácter punitivo a la que han

sometido unilateral, sesgada y arbitrariamente a los docentes de aula, resulta

cuando menos curioso que - sin haber puesto a prueba sus propias competencias

profesionales, atendidos los roles específicos que les han sido confiados - no

se repare ni en el lesivo desbalance intersistémico que tal hecho supone, ni en

el daño a la calidad de la educación y a las expectativas de los educandos y

sus familias que tal hecho conlleva, siendo deber de la autoridad corregir tan

graves yerros.

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