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La Tribuna
Columnista

Las consecuencias del mestizaje gastronómico de la colonización de América

Sebastián Carrizo

Pedro Torres
Académico Hotelería, Turismo y Gastronomía

por Sebastián Carrizo

Desde esta premisa se presenta la colonización como formas y circunstancias de clasificación alimenticia que generaron una adulteración alimentaria, con la importación desde Europa de productos para elaborar nuevos sabores, gustos y prácticas, a costa del deterioro de las comidas y productos del nuevo mundo; sin embargo, la alimentación del nuevo mundo también fue suplantada por productos americanos. Así pues, la visión política, religiosa, administrativa y económica del proyecto colonizador también tuvo una visión gastronómica en el momento en que el colonizador trae su orden alimentario y trata de reproducirlo a toda costa, en la medida que las circunstancias se lo permitieron.

La colonización ejerció un violento cambio de conocimientos y fundamentos para tratar de encontrar equivalencias entre los nuevos sabores con el fin de mantener su superioridad social y cultural, dando lugar al cambio de nombre de muchos productos, el desprecio o la apropiación indiscriminada de sabores y aromas de los pueblos aborígenes, ignorando que algunos productos y alimentos eran parte de costumbres, que les entregaba identidad social.

Es transcendental destacar las diferentes gastronomías, para crear la necesidad de exponer y entender positivamente procesos sociales, culturales, históricos y territoriales, como sistemas complejos que ubican los saberes y sabores como raíz de creación de re existencia y descolonización. Es decir que el pensamiento moderno ha impedido reconocer que las comunidades son fábricas de conocimiento, reduciéndolas sólo al folklore, deslegitimando todo el legado histórico que les ha permitido resistir, mantenerse y desarrollarse a través de los tiempos.

La conquista española causó considerables transformaciones, tanto para las culturas originarias como para la formación de identidad de Europa. La evangelización fue uno de los ejes más representativos, así como la explotación minera y la toma de tierras para la producción; y la implementación del castellano como idioma único; existen otros factores, como el de la alimentación, que consolidaron un pensamiento, criollo, asumido como superior, que establece patones de comportamiento que intentan desarrollar un mito irracional que justifique la violencia genocida, sin misericordia en sociedades indígenas y afrodescendientes, silenciando expresiones de existencia.

Ciertamente se deja en el pasado poblaciones, grupos en lugares poco casuales marginados, excluidos socialmente, negando su cosmovisión y categorizándolos como minorías, desvalorizando sus gastronomías que aún mantienen métodos y recetas de origen, pero que de manera muy hospitalaria incorporan los nuevos productos traídos por el colonizador, produciendo sabores y olores complejos que hacen que se refinen los gustos. Entonces la gastronomía es un productor de conocimientos y de diferenciación cultural que ha sido silenciado rotundamente por el proyecto colonizador. La colonialidad de los sabores y el gusto se observa ligada a las pretensiones administrativas y religiosas del colonizador. La importancia de mirar de manera positiva los procesos sociales, culturales, históricos y territoriales, unidos a la gastronomía, permite establecer los sabores como medios para crear una nueva existencia descolonizada.

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