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Columnista

El cochayuyo: un alimento patrimonial

Leslia Jorquera

Claudia Troncoso Pantoja. Facultad de Medicina, CIEDE-UCSC.

por Leslia Jorquera

 No sólo exhibe propiedades de privilegio nutricional, permite además entrelazar nuestra cultura inmaterial desde relatos prehispánicos de utilización para consumo y trueque hasta su actual utilización en la cocina gourmet.

El perfil epidemiológico de nuestra población, caracterizado por un incremento sistemático y mantenido del sobrepeso y la obesidad en todos los grupos etarios, ha permitido redescubrir alimentos ancestrales como el “cochayuyo”, producto que faculta la conjugación de una adecuada nutrición con la mantención de espacios culturales y gastronómicos propios de nuestra región.

La Durvillaea Antárctica, nombre científico de esta macroalga, se extiende por la costa chilena y en la actualidad es utilizada para múltiples fines como es la fabricación de cosméticos, fertilizantes, combustibles, aplicación industrial como alimento funcional o su aprovechamiento como modulador del sistema inmune, efecto reconocido en estudios celulares.

Desde un punto de vista nutricional, su composición química se caracteriza por un alto aporte de fibra dietética total (6.9 g/100g de producto) y humedad (80.7g). En contraste, presenta un bajo aporte de energía (56 kcal/100g) y de lípidos (0.2 g/100 g). Esta caracterización nutricional y sus beneficios a la salud de la población permiten situar a esta alga entre las verduras, por lo que su consumo no presentaría mayores restricciones en una dieta normal.

Sin embargo, este alimento no sólo exhibe propiedades de privilegio nutricional, permite además entrelazar nuestra cultura inmaterial desde relatos prehispánicos de utilización para consumo y trueque hasta su actual utilización en la cocina gourmet que le ha permitido, por ejemplo, ser presentada en la Expo Milán por algueras de la comuna de Navidad en el año 2015 o exhibir un potencial de exportación a Europa como novel food, evaluación realizada por el Centro de Estudios en Biodiversidad y Ambientes Sustentables (CIBAS-UCSC).

La complicación que se visualiza con este alimento es la siguiente: su consumo a nivel masivo es muy limitado, como en general, ocurre con todos los productos marinos. Es una paradoja que este producto patrimonial, disponible ampliamente y de fácil acceso para su adquisición, sea desestimado para su consumo habitual. Es importante que las familias lo identifiquen como una oportunidad de alimentar en su grupo en forma más saludable con numerosas formas de preparación, las que incluyen platos tradicionales como el “charquicán de cochayuyo” o el más actual “ceviche de cochayuyo”.

Investigadores del Núcleo Científico Tecnológico para el Desarrollo Costero Sustentable UCSC están profundizando es esta alga, considerando sus propiedades químicas y nutricionales, pero también identificándola como un alimento tradicional, buscando formas alternativas para su consumo y fortaleciendo en el conocimiento de este producto en todos los grupos etarios, aportando de esta manera a perseverar una alimentación más saludable.

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