Como decía Borges en su cuento “Los cuatro ciclos”: Cuatro son las historias. Durante el tiempo que nos queda seguiremos narrándolas, transformadas. Entonces, continuemos contando historias, leyendo de libros e imaginando.

 

 Sabemos la relevancia de la lectura y, con tristeza, nos informamos de que Chile obtiene bajos resultados en pruebas internacionales como PISA. Además, cada año escuchamos las alarmadas voces de expertos que dicen que los puntajes del Simce o de la PSU evidencian un éxito relativo en las actividades de comprensión lectora y que a eso se suman brechas socioeconómicas (asociadas al capital cultural) y de género. Pero, ¿cómo podemos colaborar para revertir esta situación?

Existen varios caminos y uno de ellos es que los adultos asuman el compromiso de incentivar la lectura, independientemente del contexto en que se encuentren.

Para las familias se sugieren actividades simples, como por ejemplo, visitar bibliotecas públicas y explorar en conjunto qué libros y servicios ofrece. La Red de Bibliotecas Públicas de la Dibam actualiza constantemente sus colecciones y también ha optimizado los espacios de atención al público, con sistemas de préstamo digital (www.bpdigital.cl) y mobiliario fabricado especialmente para necesidades diversas.

Una visita al supermercado también puede constituirse en una oportunidad para acercar a los pequeños al mundo letrado: leer el etiquetado de los productos para elegir el que se necesita, o bien, los letreros, es una oportunidad para explorar y disfrutar y, de paso, valorar la lectura comprensiva como un medio útil para ahorrar y mejorar la calidad de vida.

En el contexto educacional, es necesario que los estudiantes de Pedagogía consideren como parte de su formación profesional el conocimiento y la práctica de estrategias de lectura, independientemente de su carrera. En las ciencias, las matemáticas, educación física y salud, artes visuales y otras asignaturas los estudiantes tendrán oportunidades de leer textos que son, en su mayoría, discontinuos, es decir, mezclan diversos soportes (escritura, imagen y audio). Por lo tanto, es necesaria una adecuada preparación para potenciar el uso de plataformas digitales y redes sociales, además de un adecuado análisis de mapas, afiches, documentos de uso público (formularios, cheques), infografías, entre otros.

En cuanto a lo literario, se espera que los profesionales de la educación asuman gozosamente su rol como mediadores, preparándose para motivar y guiar a las nuevas generaciones en la exploración del mundo lector. El trabajo colaborativo entre docentes permitirá compartir experiencias exitosas e implementar actividades novedosas antes, durante y después de la lectura. Es necesario que también se perfeccionen en el estudio de la Literatura Infantil y Juvenil (LIJ), conociendo la amplia gama de autores, libros, temáticas y vías de difusión que son utilizadas por niños y adolescentes curiosos (booktuber, blogs, wattpad, narrativas transmediales, etcétera).

Como mediadores, la familia y los docentes deben reconocer la importancia del proceso lector y valorar su utilidad. Recordemos que el capital cultural se incrementa considerablemente a través de la lectura, ampliando las posibilidades de comprender el mundo, establecer nexos entre personajes y sucesos, además de interpretar los nuevos tiempos.

Como decía Borges en su cuento “Los cuatro ciclos”: Cuatro son las historias. Durante el tiempo que nos queda seguiremos narrándolas, transformadas.

Entonces, continuemos contando historias, leyendo libros e imaginando.

Marcela Rubilar Lagos

Académica Facultad de Ciencias de la Educación

Universidad San Sebastián