Los solsticios son los momentos del año en los que el sol alcanza su máximo desplazamiento al sur y al norte de Ecuador.  El solsticio de invierno, que es el momento en que la Tierra está más lejos del Sol, pero es el hemisferio norte el que está inclinado hacia el sol llegando más luz y al hemisferio Sur le llega menos luz y está a más distancia del sol. Es el día más largo del año, con menos luz y marca el inicio oficial del invierno. Nuestros ancestros, en diferentes puntos del orbe y en épocas distintas del mundo, desde los Cananeos, Egipcios, Celtas, Romanos, Persas, Sirios, Fenicios, Griegos, Hindúes, Mayas, Incas, Aztecas, y Mapuches entre muchos otros, habían advertido los diferentes cambios en la naturaleza, originados según sus observaciones, por la presencia o ausencia, cercanía o lejanía del sol. Los misterios de la noche y el día, la oscuridad y la luz, el frío y el calor, la dualidad permanente y cíclica de la tierra, fueron la inspiración de los estudiosos y observadores de todas las épocas. Seguramente se preguntaban por qué cambiaban las condiciones de la tierra, el clima, sus cultivos, la fauna, los cielos, y la naturaleza en general, que misterios generaban estos cambios que afectaban sus vidas.

En nuestro país se celebra el "We Tripantu" o Año Nuevo Mapuche, que pertenece a uno de los principales pueblos originarios de Chile, el Pueblo Mapuche

El We Tripantu refleja el cambio de ciclo, la vida que comienza con el solsticio de invierno o “la luna y la nueva salida de sol”. En algunos documentos se caracteriza este fenómeno con una frase "Ragiñkülewechi küyen mew, fey wiñotuy tripan antü pige ke fuy", significando: "Con las fases de la luna se cuenta un recorrido del sol". Esta no es una simple celebración, sino que implica una profunda filosofía de vida que forma parte de la religiosidad originaria. El We tripantu es un día de alegría y de ruegos por el  nuevo ciclo vida que  comienza, el invierno es parte del ciclo de la vida y no un aspecto negativo. A la vez, el conocimiento del We tripantu tiene un aspecto de pertenencia de conocimiento,  en el establecimiento del tiempo de siembra y cosecha. La naturaleza comienza a prepararse y a ser ayudada para su renovación. El we tripantu es el inicio de la preparación para el día en que regrese la luz y, con ella, la vida en todo su esplendor y abundancia, hay suficientes motivos de alegría. Comienza a brotar la tierra  fertilizada por el Sol, desde las altitudes andinas hasta el extremo austral. Antü (mapuche), Inti (aymara), ó Ra’á (rapanui), el Sol comienza a acercarse nuevamente a la tierra, pero esto ocurre, después que ha llegado la noche más larga del año o el Solsticio de Invierno. En  la cosmovisión mapuche, la tierra comienza a limpiarse con el agua que envía Ngenechen (Dios) a través del Ngenko (el espíritu del agua), esta limpieza hace que comience un nuevo ciclo, término del ciclo anterior de preparación del suelo, siembras, cosechas y la naturaleza debe limpiar y preparar la tierra para otro periodo y así sucesivamente.

En este sentido también como País, debemos acoger la necesidad de crecer  junto a nuestros pueblos originarios, “abriendo espacios de encuentro y participación, dejando atrás el pasado  y abriéndonos a nueva relación con más integración hacia nuestros pueblos originarios. Hoy debemos hacernos cargo en conjunto de una relación que ha sido difícil y dolorosa, sobre todo para quienes fueron los primeros habitantes de estas tierras y a quienes les debemos tanto”. (Presidenta Bachelet).

En resumen el wetripantu es también una oportunidad para sociedad Chilena  para  limpiarse  y renovarse al igual que la tierra, preparándose así  para  abrigar nuevos  desafíos de inclusión social  e integración  en este nuevo año  que la vida nos regala el 24 de Junio, día de los pueblos originarios.