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La Tribuna

La(s) verdad(es) sobre el mito de la vez que ardió la Laguna Esmeralda

por Juvenal Rivera Sanhueza

El incidente efectivamente sucedió pero el paso del tiempo fue desdibujando los hechos hasta convertirse en uno de los mitos urbanos de la ciudad de Los Ángeles.

Incendio en la laguna Esmeralda (3) /

La laguna Esmeralda es uno de los paseos más singulares de Los Angeles. Se trata de un pequeño embalse artificial que, a través de una intrincada red de canales, es alimentado por las aguas del estero Cholguagüe.

Este hermoso lugar de la capital provincial tiene la particularidad de estar a escasas cuatro cuadras de la plaza de armas y, en mayo de este año, cumplirá el primer centenario desde que el conjunto fuera inaugurada con mucha pompa y ceremonia.

Porque no se trata solo del cuerpo lacustre, sino que del monumento a Arturo Prat y sus hombres y a la avenida 21 de Mayo. Todo - incluido el nombre de la laguna - es uno de los mayores homenajes a la gesta ocurrida en la rada de Iquique, en los albores de la Guerra del Pacífico.

En estos casi 100 años de existencia, decenas de historias se han escrito en su entorno, la gran mayoría de ellas relacionadas con historias de amor y desamor que protagonizaron y seguirán protagonizando las parejas que buscaban un espacio más adecuado al sentimiento.

Por ahí hay quienes dicen que ese lugar fue la principal locación para una película que rodó Pierre Compagnon, un hombre amante del cine que fue de las primeras personas que llevó este arte a sectores apartados de la provincia en uno de sus proyectores usados por los barcos norteamericanos en la Segunda Guerra Mundial

Dicha película - titulada El Fantasma de la Laguna - se encontraría completamente inédita, pero su autor falleció hace poco más de dos décadas, sin que se supiera qué sucedió con aquel material fílmico.

Sin embargo, hay otra historia sin dilucidar con claridad. El hecho sucedió pero la fecha exacta se diluye en los pliegues extraviados de la memoria.

¿Qué sucedió? La laguna Esmeralda ardió.

Recogiendo pistas por aquí y por allá con varios entrevistados de la época, se logró tener un par de certezas: que el hecho sucedió aunque asegurar que ardió quizás sea una exageración, algo muy propio de cuando un hecho cierto se desdibuja en un rumor al pasar de boca en boca.

También hay una fecha: febrero de 1965. Sin embargo, ese antecedente solo es corroborado por los recuerdos de testigos pero no se consignó en los diarios de la época.

¿Las causas? Básicamente fue por el escurrimiento de combustibles. Es que uno de los primeros surtidores de bencina que funcionó en la ciudad estuvo en el bandejón central de la avenida Ricardo Vicuña, justo entre Almagro y Freire.

Se conjetura que el estanque, que estaba enterrado en ese mismo lugar, comenzó a filtrar el combustible hasta llegar al canal municipal que pasa por ese punto, el mismo cuyas aguas alimentan a la laguna Esmeralda. En consecuencia, la bencina llegó hasta ese cuerpo de agua, quien sabe por cuánto tiempo.

Sin embargo, los recuerdos de otro colaborador - cuyo padre era agente de Copec - son mucho más precisos. Recuerda que el combustible se trasladaba en tren hasta la estación y, justo frente a la laguna, donde habían tres estanques: uno de petróleo, otro de bencina de 93 octanos y otro de parafina.

Del primero, debido a un error de manipulación, se filtraron cuatro mil litros que fueron a dar al cuerpo de agua cercano.

Lo que sigue a continuación entra derechamente en el plano de las conjeturas. ¿Qué originó las llamas? ¿Cuál fue el daño causado? ¿Realmente se quemó la laguna?

Se especula que pudo ser la colilla de un cigarrillo que hizo arder unos pastos resecos situados por el costado por la calle Urenda (es pleno febrero, recuerden). La cercanía con el combustible habría hecho el resto, es decir, que el agua prendiera.

También se dice que los bomberos, que se trasladaron raudos hacia el lugar, no contaban con que el agua de la laguna tuviera combustible. Cuando quisieron usar ese líquido a mano para aplacar las llamas, solo las atizaron. Hasta ahí, solo se trata de conjeturas.

Una certeza es que las llamas sí consumieron completamente los dos árboles situados en la hilera por calle Urenda. El espacio donde debieron estar esas dos especies arbóreas es algo que es posible observar en la actualidad.

Con el tiempo, lo que habría sido una emergencia de tono menor que no tuvo más consecuencias que esos dos árboles quemados, fue escalando hasta convertirse en uno de los mitos urbanos sobre la laguna Esmeralda.

Ah, por cierto, más adelante contaremos la historia del desaparecido torpedo que estuvo en el islote de la laguna.

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