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La Tribuna

Plan Regulador: la evolución del instrumento que planificación urbana en Los Ángeles

por Juvenal Rivera Sanhueza

Hace 75 años se formuló el primer plan regulador comunal de la capital provincial cuando se vivía en una condición de retraso y aislamiento. Sin embargo, en estas décadas, la urbe ha experimentado un espectacular crecimiento que obliga a orientar la forma en que se proyecta la urbe.

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Desde 1945 que el desarrollo y ordenamiento del área urbana de la comuna de Los Ángeles ha estado sujeto a un instrumento de planificación llamado Plan Regulador.

Aunque su contenido pueda ser y parecer muy lejano y árido, su existencia explica - en buena medida - las razones del porqué la ciudad ha crecido de la manera en que lo ha hecho.

Básicamente, un plano regulador nos dice cómo se ordena la ciudad e indica los lugares más aptos para construir casas o departamentos; negocios o industrias, colegios u hospitales.

También identifica las calles que necesitan mejorarse, ampliarse o construirse para que los vecinos puedan movilizarse sin dificultad así como donde debieran habilitarse plazas para que jueguen los niños y se junten los adultos.

Todas esas definiciones se suelen observar y explicar de mejor manera a través de planos, los cuales abarcan toda la zona urbana de la zona referida, desde una perspectiva general hasta el más mínimo detalle.

Porque, al cabo, la idea final es entregar orientaciones sobre la comuna que se quiere, fomentando y regulando el desarrollo urbanístico dentro del territorio.

Ciertamente que dicha tarea no se realiza al azar. Hay una serie de criterios técnicos que están normados en la Ley General de Urbanismo y Construcción, todos los cuales deben ser tomados en cuenta a la hora de desarrollar este importante instrumento de planificación.

En el caso de Los Ángeles, el Plan Regulador actual fue aprobado en 2008, después de una fase de estudio y elaboración que tuvo un componente nunca antes explorado en la formulación de este tipo de instrumentos: la participación ciudadana.

El actual documento ha debido hacerse cargo del explosivo crecimiento demográfico de las últimas décadas que se ha reflejado en el aumento de su población urbana por 10 veces desde que fuera formulado el primer Plan Regulador, allá por 1945.

1945

Hacia 1945 se gestó el primer Plan Regulador bajo la conducción del arquitecto Rodolfo Oyarzún. En este periodo, la comuna y la ciudad de Los Ángeles distan mucho de la condición actual. De partida, la población en el tramado urbano no supera los 15 mil habitantes.

Se vivía una severa situación de aislamiento y dificultad de comunicación con el resto del territorio. La lejanía con las líneas centrales del ferrocarril y la falta de carreteras generan un desarrollo urbano lento y muy precario. Si se coteja con lo que sucedía en urbes como Chillán o Temuco, cuyo progreso está directamente relacionado con la tecnología de los trenes, ciertamente que las diferencias eran abismales.

El crecimiento de la ciudad se produce de manera lineal, en torno a los ejes norte-sur (Almagro-Freire y Villagrán-Los Carrera).

Ese primer plan regulador - cuya duración era de 15 años - contiene una normativa sobre el uso del suelo más bien restrictiva, con definiciones precisas sobre líneas y zonificación de suelos.

1960

Entre 1960 entra en vigencia el segundo plan regulador, obra del arquitecto Ignacio Santa María Cruz. Sin embargo, ese mismo año se produjo el gran terremoto que provocó un enorme daño al patrimonio construido. Las demoliciones permiten ensanchar algunas calles céntricas pero la ciudad carece de vigor y potencia suficiente para una renovación urbana profunda que permita cambiar su perfil algo gastado y viejo.

Los Ángeles, con una población urbana de 37 mil habitantes, se perfila en ese periodo en el eje oriente-poniente. Por esos años parten los primeros planes habitacionales desde el sector estatal, con la Corporación de Vivienda (Corvi) a la cabeza. Un hito importante es el crecimiento desde la avenida Ercilla hacia el poniente.

El periodo coincidió con el mejoramiento de las comunicaciones interprovinciales y regionales, con el arribo del transporte por carretera en detrimento del sistema ferroviario. Hacia 1954 se instaló la fábrica de la empresa Iansa para elaborar azúcar, la primera de su tipo en el país.

La provincia se sustentó en ese tiempo en una economía agroindustrial y pecuaria con énfasis en la producción de leche. El área regada por el río Laja sumaba 70 mil hectáreas.

Este segundo plan regulador tuvo un periodo de aplicación de 21 años (1981) y presentó una normativa sobre el uso del suelo que es muy precisa.

Uno de los hitos más importantes fue la creación - en 1970- de la Corporación Municipal de Los Ángeles (Cormulan), sociedad formada por la municipalidad de Los Ángeles y el Ministerio de Vivienda y Urbanismo.

Su gestión permitió sustantivas obras de mejoramiento: Vega Techada, Cine Municipal, Remodelación del estero Quilque, la remodelación de los edificios detrás de la iglesia catedral y el edificio Pedro de Córdova y Figueroa (por calle Colo Colo, a orillas del estero Quilque).

1981

En 1981 comenzó a regir el tercer Plan Regulador, formulado entre el Ministerio de Vivienda y Urbanismo y la Municipalidad de Los Ángeles con la participación de los arquitectos Jorge Arroyo, Angélica Carrasco y Sergio Moffat. Fue proyectado a 10 años.

En ese tiempo, la ciudad ya se empinaba sobre los 70 mil habitantes. El periodo coincidió con un cambio en la Política Nacional de Desarrollo Urbano del país que estableció criterios muy flexibles y de gran libertad para el uso del suelo. En consecuencia, el Plan Regulador fue una normativa general con pocas atribuciones para las Direcciones de Obras Municipales.

La ciudad en la década de los u201980 debió asumir un nuevo rol al convertirse en estratégico núcleo de servicios de área forestal debido a la creación de nuevas plantas de celulosa y aserraderos en Nacimiento, Mininco, Cabrero y otras localidades.

Las consecuencias arquitectónicas y urbanas de este último proceso se resumen el cambio en cuanto a la consolidación de una ciudad de servicios, el crecimiento poblacional hacia el sur y el poniente de la ciudad con el consecuente dinamismo del mercado inmobiliario y un alza del valor del suelo.

Ese mismo aumento poblacional se traduce en un desorden urbano por falta de normas precisas. También trajo aparejado un deterioro vial importante: las calles no estaban preparadas para el paso de camiones cargados con madera, dañando la trama urbana y provocando contaminación de aire y cursos de agua.

1991

En 1991, la población urbana está sobre los 90 mil habitantes cuando entra en vigencia el cuarto Plan Regulador Comunal, formulado con financiamiento municipal y cuyo autor es el arquitecto Marco Antonio López.

El límite urbano encierra una superficie de 2 mil hectáreas, aumentando en 600 más respecto del plan anterior.

En la última década de la centuria anterior se genera un vuelco en la política nacional de Desarrollo Urbano al revertirse los criterios de flexibilidad sobre el uso del suelo, de tal forma que se retoma su condición restrictiva, con zonificación muy precisada.

La población marca un crecimiento sustantivo en su población, marcado nuevamente por el desarrollo del sector forestal.

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