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La Tribuna

Parroquia del Nuestra Señora del Perpetuo Socorro habilitó un cinerario

por Juvenal Rivera Sanhueza

Ese tipo de lugares no está sujeto a las restricciones de los cementerios por lo que se puede visitar a los seres queridos sin ningún inconveniente. Incluso, debido a que está junto a un altar de oración, es un lugar propicio para la reflexión y el recogimiento.

61, parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro /

La emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus obligó a las autoridades de salud a tomar medidas para frenar los contagios del covid-19. Una de las determinaciones más recientes fue la prohibición de visitar los cementerios, tradicional actividad que se concentra cada 1 de noviembre.

Es que cada año en esa fecha, son miles de personas que copan los camposantos como una manera de demostrar su aprecio y cariño por los parientes o conocidos que han dejado nuestra vida terrenal. Además, en el entorno de los cementerios prolifera todo tipo de comercio que ocupa calles y veredas para ofrecer la más diversa variedad.

Justamente, la necesidad de evitar las aglomeraciones fue la razón que impuso la norma de la autoridad que impide llevar a cabo esta acendrada costumbre.

Por lo mismo, es que ha surgido en la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro la opción del cinerario, el único en su tipo que existe en toda la Diócesis de Santa María de Los Ángeles. ¿Qué es un cinerario? En palabras simples, es un lugar preparado para sepultar los restos mortales cremados, habitualmente conocidos como «cenizas» de los difuntos. En algunos casos, se dejan en sus respectivas ánforas o se depositan las cenizas todas juntas.

El padre Gustavo Valencia explicó que en la parroquia se habilitó un espacio situado justo detrás del templo, en el lugar donde se encuentra el calvario situado sobre en promontorio. Bajo éste hay un espacio vano al que se le habilitó una puerta en cuyo interior se han ido dejando las respectivas ánforas.

El párroco añadió que ese lugar no está sujeto a las restricciones de los cementerios por lo que se puede visitar a los seres queridos sin ningún inconveniente. Incluso, debido a que está junto a un altar de oración, es un lugar propicio para la reflexión y el recogimiento.

Las consultas al respecto se pueden realizar en las oficinas de la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (Colón 1.126, pasado calle Orompello) en horario de 9 a 13 horas y de 3 a 6 de la tarde. El teléfono de contacto es el 940416607.

CINERARIOS

En los últimos años se han multiplicado en las diócesis del mundo los cinerarios en las iglesias. Este fenómeno, visto con perplejidad por muchos y con gratitud por otros, surgió en 1963, a través de una instrucción del Santo Oficio, en que la Iglesia Católica levantó esta prohibición que impedía a sus fieles optar por la cremación.

Hoy muchas personas optan por este procedimiento por cuestiones prácticas, como los engorrosos trámites para trasladar a una persona fallecida muy lejos de donde vive su familia, o por los elevados costos anuales por la mantención y cuidado de las tumbas y nichos.

Sin embargo, pese a las películas y series de TV, la Iglesia Católica prohíbe esparcir las cenizas en el río, en la tierra, o lanzarlas en el aire.

De ahí que los restos mortales cremados deben ser enterrados o sepultados, ya sea en un nuevo sepulcro o nicho, ya sea junto a otros cuerpos de difuntos (en un nicho compartido) en un cementerio o donde existe en un cinerario.

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