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La Tribuna

Suelería Biobío: 34 años de tradición en la ciudad de Los Ángeles

por Juan Villalobos

El legado familiar ha logrado hacer perdurar este negocio que se ha mantenido vigente a través de los años, viendo crecer la ciudad y formando parte de la idiosincrasia angelina.

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Las suelerias son tiendas que desde

antaño venden todo tipo de materiales para confeccionar zapatos e incluso en

algunos casos prestan servicios para la mantención del calzado, con zapateros

enfocados en coser, reparar y pegar suelas.

En Los Ángeles con el paso de los

años diversos negocios de esta índole se repartieron a lo largo y ancho de la

ciudad, sin embargo no todos pudieron mantenerse vigentes ante las inclemencias

del actual comercio donde predominan los grandes conglomerados empresariales y

donde las tiendas del comercio minorista han tenido que ver como sus ventas van

disminuyendo sustancialmente en el largo plazo hasta ir desapareciendo lentamente.

Para Sueleria Biobío el camino no

ha sido fácil ya que sorteando épocas muy difíciles para el negocio su dueña María

Edith Lavín Obando (65), ha logrado mantener un legado familiar que junto a sus

hijos se ha mantenido funcionando, con la tradicional impronta de un lugar que

reúne, el acogedor aspecto de un taller.

Todos los clientes son conocidos y

recibidos con gran cariño, al visitar el lugar, que con su característico olor

a cuero hace notar que el oficio de la zapatería está más vivo que nunca y es

una tradición que sin duda se resistirá a desaparecer pese al avance de las

marcas y las nuevas tecnologías.

UNA

HISTORIA DE ESFUERZO Y CONSTANCIA

En el año 1986, comenzó la historia de

este tracional local, que en aquel entonces estaba ubicado en la calle Tucapel,

dando inicio a una larga historia que se mantendría hasta el día de hoy.

En aquellos años arrendé un local

justo al frente de donde estamos ubicados en la actualidad la calle Almagro

661, después con el pasar de los años la compañía Steel compró el edificio por

lo que tuvimos que buscar un nuevo lugar. Donde nos tuvimos que trasladar en

una ubicación no muy rentable, pasado Galvarino, fueron años muy difíciles para

nuestro negocio allá. Explica con nostalgia María Edith Lavín dueña de la

Suelería Biobío recordando parte de la historia de su querido negocio familiar.

La emprendedora relató con gran

emoción que tribuye la permanencia de su negocio a Dios ya que de las seis suelerías

presentes en Los Ángeles, únicamente su negocio ha podido mantenerse presente a

través del tiempo, siendo ya 34 años. Profundizando un poco la labor que tiene

una suelería en el contexto del oficio de la zapatería María Lavín explicó que

su negocio está encargado de proveer de materiales como, plantas de cuero para

los zapatos, tintas para teñir el cuero. También se realizan artesanías en cuero

como fundas para cuchillos, coletos para carpinteros y también tapices de cuero

que cabe destacar son un producto con gran índice de ventas.

LEGADO

FAMILIAR

A través de los años conseguir que un

negocio de esta índole se mantenga es un gran logro. En este caso gracias a la

colaboración familiar y el esfuerzo constante.

Mis dos hijos mayores trabajan

conmigo en el negocio, lo que me mantiene muy feliz ya que puedo ver que esta

tradición se va a ir manteniendo a través del tiempo. Espero que todos los

chicos puedan hacer perdurar nuestra tienda. Relató María Edith Lavín.

La fiel clientela ha acompañado, la

historia viva de este clásico lugar tengo clientes de muchos años, hay algunos

que ya han partido incluso. Quedan las reliquias, trabajadores antiguos

dedicados al oficio de la zapatería, donde quedan los hijos siguiendo la

tradición y ellos son los que siguen viniendo a comprar a nuestro local.

Este es el principal punto de

distribución para el rubro artesanal de los zapateros en la comuna de Los

Ángeles, donde la totalidad de las reparadoras de calzado se abastecen con

materiales de primera calidad.

PERMANENCIA

EN EL ACTUAL COMERCIO  

Treinta y cinco años de historia, con

altos y bajos como en cualquier negocio han logrado posicionar con gran

prestigio la calidad de un servicio donde cada compra trae una conversación o

simplemente un amistoso saludo, que hace la diferencia notablemente al momento

de realizar una compra a diferencia de cualquier local perteneciente a las

grandes casa comerciales.

Sobrevivir a la competencia que trae

consigo las grandes tiendas y el acontecer nacional en el ámbito de la crisis

social ha presentado un gran desafío para todo el comercio minorista que muchas

veces como en este caso es administrado por sus propios dueños.

Han bajado mucho las ventas con el

pasar de los años y la llegada de las tiendas grandes. Sobre todo en el último

tiempo con todo el tema de las revueltas, confiamos que todo se va arreglar. Tampoco

nos ha perjudicado de gran manera la llegada del comercio como el Mall por

ejemplo, ya que ellos no tienen lo que yo trabajo, explicó María Lavín dueña

de Suelería Biobío.

LA

ZAPATERÍA UN OFICIO MÁS VIVO QUE NUNCA

Actualmente entre los

locales de barrio todavía hay algunos que conservan el aspecto de talleres

especializados en distintos oficios, tiendas que se surten de materiales

provenientes de las suelerías.

Existen diversos oficios

ligados al mundo de los zapatos que han sabido reinventarse y seguir vigentes a

través del tiempo.

Entre ellos están los reparadores

de calzado, quienes son los que realizan todas las costuras necesarias para

unir los cortes del cuero.

También podemos encontrar a

los cosedores, quienes son los encargados de coser las suelas de los zapatos

con grandes y potentes máquinas, pero también de forma manual y artesanal.

En este contexto cabe

destacar que dentro los talleres de confección y reparación de calzados, en la

actualidad hay dos máquinas muy importantes, que la mayoría de la veces

sorprenden de gran forma a todo quien sea ajeno al rubro.

La primera funciona con el

movimiento de una palanca y está encargada de clavar a presión cuatro clavos a

la planta del zapato con la finalidad de unir fijamente el taco a la estructura

del zapato.

La segunda es conocida

comúnmente como pulidora, funciona con un motor que activa unas poleas para

hacer girar un disco de pulido los cuales varían el grosor de sus lijas

dependiendo de cuan fina o delicada sea la tarea.

Sin embargo aún existen

tiendas que conservan un estilo antiguo donde se realiza un trabajo totalmente

manual, y mayoritariamente tienen el aspecto de un taller. Las cuales están

desprovistas de cualquier tipo de maquinaria y grandes herramientas

tecnológicas.

ZAPATERÍA EN CHILE

En la actualidad  en un mercado como el nacional, que tiene una

de las cifras de consumo de calzado per cápita más alta del mundo.

El último informe detallado

en este contexto correspondiente al año 2017 señala que cada chileno se compró

en promedio 5,5 pares de zapatos, superados en América solo por Estados Unidos.

Pero dentro de ese universo se estima que solo 7,7 millones de pares son de

producción nacional, mientras que 106 millones fueron importados, siendo China

el país que, por lejos, encabeza la lista con 84,8% del total, según datos

entregados por la Cámara de Industrias del Cuero, Calzado y Afines (Fedeccal).

Cifras abrumadoras si se

compara con la realidad de 1991, cuando la industria zapatera nacional tuvo su

peak, llegando a producir 35 millones de pares e importando apenas 2,2

millones. Otra consecuencia es que del total de las mil fábricas que había en

los noventa, hoy existe la mitad.

Pese al avance del ámbito

industrial y su desplazamiento del mercado artesanal, existe un creciente nicho

cada vez más grande en compradores que se ve atraído hacia lo tradicional.

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