Sector Chile Barrio se levanta con solidaridad y esmero

Levantarse de la pérdida de una vivienda no es fácil, más cuando se vive en medio de una desventura como la ocurrida en la población Chile Barrio, en el sector de Paillihue, donde sus vecinos luchan por salir de la tragedia que los dejó sin lo más preciado: la casa propia.

Llegar a este lugar no es fácil, puesto que en medio del olor a humo que aún parece impregnado en el asfalto, sus vecinos todavía trabajan en retirar escombros, reúnen materiales y además construyen lo que serán las viviendas provisorias de emergencia entregadas por el municipio.

Dicen que no es fácil y nadie quiere volver a vivirlo ni en su peor pesadilla. Fueron estigmatizados de agresivos, se culpó a muchas personas por ataques y se revelaron razones del siniestro, pero a pesar de ello, quieren seguir viviendo el presente, y entre todos dicen que van a seguir adelante.

Al conversar con Diario La Tribuna demuestran valor. Han limpiado cada espacio que ocupaban sus antiguas casas y piensan cómo seguir adelante.

Mientras tanto, otros solidarizan. No imaginan vivir lo mismo y continúan recopilando prendas de vestir y alimentos, y desde ya se preparan para realizar actos benéficos porque las viviendas provisorias no van a resistir el frío del crudo invierno que cada año se vive en Los Ángeles y, por ello, aseguran, no pueden esperar un día más.

Comenzamos el trayecto en búsqueda de los más desválidos, ciudadanos extranjeros que por diversas causas no pudieron recibir ayuda en primer lugar, sin embargo, en el camino se abren más historias que quieren ser escuchadas.

UNA MANO AYUDA A OTRA MANO

A la entrada del pasaje Quitus nos recibe la señora Carmen Pinilla. Ella y otras vecinas caminan cargadas de ropas y enseres, y si bien no fueron afectadas, están trabajando diariamente para ayudar a sus vecinos y a quien más lo necesite en general, no importa quién será, ellas cumplen una labor que no se debe detener; saben que hay adultos mayores y niños que ya están por entrar a clases.

“Venimos con ayuda porque todos necesitan, y de a poco vamos creciendo; estamos colaborando con unos extrajeros que vivían acá, les ha costado un poco, pero todos merecemos un poquito de ayuda”, explicó con cariño la esforzada mujer, que a pasar del sol, no se detiene como otros dirigentes del sector. 

Más allá, deambulando de un lado a otro en actividades que no se detienen, se encuentra el joven Eduardo Figueroa, dirigente del sector Quitus –donde comenzaron las llamas el pasado 20 de febrero–. Dice que el trabajo ha sido difícil, pero se prepara para generar eventos donde puedan recolectar dinero para elementos de primera necesidad, como lugares para lavar ropa y otros elementos tan importantes como el agua.

“Queremos trabajar para salir adelante y por ello nos estamos organizando con los otros afectados, para renacer de a poco; estamos recibiendo ayuda, pero aun así nos movemos entre nosotros con lo que tenemos y en los espacios que disponemos”, agregó el joven, quien tiene muchas ideas en mente.

De su historia personal revela un poco y con alegría, a pesar de todo este difícil momento, explica que se va a lucir con su mejor talento, la música, ya que hace un par de años integra un grupo musical, Los Tiranos del Amor, y con sus integrantes van a preparar un evento para levantar una nueva casa.

“Yo no me voy a detener y pretendo realizar actos de beneficencia, porque más que alimentos, yo personalmente necesito mi casa, dónde llevar a mis viejos; por eso, con mi grupo ranchero, ya nos prepararon para el 16 de marzo; vamos a dar el mejor concierto en el sector en la localidad de Cohigüe”.

Mientras continúa su historia, recuerda que necesitan agua para todos, y por ello, apenas llega un encargado municipal, le hace el alcance de la seguridad y otros detalles que han surgido paulatinamente.

EXTRANJEROS AFECTADOS: TODOS SON INCLUIDOS

En medio de todas estas historias que involucra a niños, adultos mayores, esposas y jefes de hogar, las historias de los extranjeros llaman la atención, puesto que para todos sus vecinos representa una preocupación y, a su vez, la palabra unión.

Y es que en una de las viviendas quemadas operaba una iglesia que acogía a haitianos que realizaba cultos de manera semanal. En este lugar vivían dos hombres que, como todos los vecinos, perdieron lo poco y nada que tenían.

No quieren relatar su historia porque les causa algo de temor, pero su voz es el pastor Juan Elgueta, perteneciente a la iglesia El Buen Samaritano de la corporación Cecalvar, quien dice que su congregación cumplía una labor social en un lugar que ya no existe.

“Nuestra labor como casa de acogida es trabajar con reclusos y extranjeros que vivían en nuestra iglesia y desafortunadamente perdieron todo, junto con el espacio que teníamos para ellos y sus proyectos”, dijo.

Según consignó Diario La Tribuna con personal municipal, este ha sido un proceso complejo por la falta de documentación que hasta esa fecha presentaban los afectados, que se fueron integrando con el paso de los días.

Sin embargo, en medio de este asunto, su pastor agregó que “nosotros los recibimos en el ministerio y los vamos a seguir ayudando; hoy están con nosotros y por ello esperamos que sigamos compartiendo cuando nos levantemos todos de este difícil proceso. Sabemos que nos van a ayudar con una mediagua donde se puedan quedar; no tenemos medios, pero como somos gente de fe, creemos que Dios nos va a ayudar”, sentenció este hombre.

Como estas, se tejen más historias que esperan por renacer en una zona donde cada vecino ha demostrado colaborar con el mas desvalido, porque cada día se va levantando entre los escombros la población Ciudades de Chile.