Luis Moraga: Un hombre al servicio de la fauna chilena

Luis Moraga es un conocido amante de los animales. Nació en Los Ángeles el 30 de julio de 1962 y estudio tanto en el antiguo Liceo de Hombres y en el Liceo Alemán.

Cuenta que “lo que más recuerdo de mi infancia es el campo”. Como estudiante, ya en la capital de la provincia de Biobío vivía con sus abuelos en Almagro con Caupolicán y los fines de semana volvían a casa en el campo.

Recuerda que “como estudiante siempre me llamó la atención las aves, desde que tengo uso de razón que siempre me gustaron. En las vacaciones, tanto de invierno como verano, capturaba muchos ejemplares, tenía una jaula grande y posteriormente cuando tenía que volver al colegio, en el invierno, liberaba las aves y en el verano las volvía a atrapar y después los liberaba”.

Asimismo, relató que es una afición que ha tenido siempre y que su abuelo, una vez que vio que le gustaba tener aves, lo apoyó en lo que hacía, siempre viendo el bienestar del animal. “Si uno capturaba un jilguero o un chincol, había que tenerlo en buenas condiciones y no hacer sufrir las aves, muchas veces él tenía queltehues y eso me asociaba más al campo, que es lo que más me gustaba”, destacó.

Tras salir de la enseñanza media postuló a la escuela militar y fue parte del ejército desde 1973 hasta 1994.

Tras su retiro formó oficialmente un criadero.

Respecto a su carrera en las fuerzas armadas, la catalogó como muy buena, gracias a la cual recorrió distintas unidades a nivel país.

COMIENZOS DEL CRIADERO

Una vez retirado de su carrera militar, se dedicó en un 100% a la creación del criadero. “Partí con unos cisnes de cuello negro, unos patos y unos pavos reales el año 94’. Conocí a un amigo que tenía un criadero en Santiago y ahí fuimos congeniando en ese tema, él me enseñó mucho y aprendí”, explicó.

Pese a ello, dejó en claro que es muy distinto criar animales en Santiago que en Los Ángeles, esto por el clima.

Tiempo después, Carlos Montoya, jefe de oficina del Servicio Agrícola Ganadero (SAG), me comentó que había que inscribir a los animales, así es que se inscribieron ante el SAG y parte como un criadero legalizado.

“Años después, el propio Montoya le pidió a mi papá que formáramos un centro de rehabilitación y rescate de fauna silvestre, considerando que habían muchas aves se resultaban heridas de distinta forma”.

La importancia de este centro es que ninguna empresa, ni siquiera el propio Servicio Agrícola Ganadero aportó con un solo peso para la mantención y el cuidado de los animales, sino que esto se hacía por vocación.

“Todo esto duró hasta el año 2013, que el SAG sacó nuevas disposiciones, nuevos criterios para tener la fauna y específicamente los centros de rehabilitación y rescate, entonces como no teníamos los medios económicos para hacerlo, pese a que intentamos conseguir, no se hizo ningún aporte y tuvimos que cerrarlo”, declaró.

Por lo mismo, actualmente cualquier especie herida que llega al SAG, termina en Concepción o Chillán.

Luis relata que hoy en día debe tener cerca de 70 especies de aves en su criadero, el que lo conforman la Laguna Grande, que consta de 8 mil metros cuadrados y el resto de cerca de dos hectáreas.

En cuanto al futuro de su criadero dijo que “tengo espacio para más, pero con los nuevos criterios he tenido que achicar el criadero, donde los ciervos, me he tenido que deshacer de ellos para no tener problemas, porque para tener ciervos, se exige una altura de mallas que hay que enterrarlas, ponerles cemento”.

A ello, agregó una extraña contradicción en la ley, argumentando que “me dicen que debo tener un rifle de 7 milímetros para dispararle a los ciervos en caso que se escapen y uno para adormecerlos, pero resulta que tener un fusil de 7 mm, escapa de la ley y eso funciona en los cotos de cazas y al usar un rifle para adormecer, esto se demora cerca de 10 minutos en hacer efecto, pero como el animal corre para escapar, entonces ¿cómo lo encontramos?, entonces ese tipo de criterios, son descriterios para mí”.

Asimismo, dijo que aún no tiene especies en la mira para traer a su criadero, porque es complejo tener las condiciones adecuadas para tener un animal silvestre “a no ser que sean acuáticos, ahí no hay problema, hay bastante especies, pero por ejemplo si yo quisiera loros, hay que tener nuevas construcciones y pagar más, pero lo mío, si llego a aumentar lo que tengo el día de mañana, es la parte acuática”.

ESPECIES EXÓTICAS

Si bien, existe una gran variedad de aves nacionales, también Moraga posee animales de otros países. Entre ellos, el pato espejo, proveniente de Argentina; además del pato colorado que se encuentra en Europa o el Chajá argentino.

“Hay otros criadores que han importado ejemplares, cuando se podía de buena forma, ellos han reproducido y ahí se hacen intercambio”, dijo.

Respecto a su forma de adquirir los animales, explicó que hace intercambio de especies, debido a que el costo es demasiado caro y no tiene recursos para hacerlo. “Los patos van desde los 200 mil pesos y los cisnes de cuello negro unos 800 mil pesos la pareja”, sentenció Moraga.

EL FUTURO DEL CRIADERO

Consultado por el futuro de este centro, dijo que “por la legislación, cada vez se nos va colocando más problemática la tenencia de animales, pero de acuerdo a los nuevos criterios. El 90% de las normas están hechos para zoológicos, pero no para centros de rehabilitación, reproducción y criaderos”.

Respecto a las masas de agua que atraviesan el lugar, explicó que “este es un paso autorizado por la Asociación de Canalistas del Laja, entran dos regadores y salen los dos, entonces es una utilización sólo por las aves”.

LA FAMILIA

Otro de los puntos importantes para Luis es su familia, es casado “felizmente” según aseguró, hace 30 años y con un hijo de 23 años.

“A mi hijo le gusta el campo, pero más la ingeniería mecánica, que es lo que estudió y está a punto de recibirse”, dijo.