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La Tribuna

Seguridad es la clave para armar un auto para competencias locales

por Wladimir Millán

A diferencia de algunos "personajes" que corren clandestinamente, tener un vehículo en condiciones no es tan simple como se puede creer.

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Hay gente a la que le gusta la velocidad, las maniobras arriesgadas y una gran variedad de tecnicismos que solamente los amantes del mundo tuerca conocen. Existen dos tipos de seguidores, específicamente los que plasman su pasión siendo protagonistas, y otros que sólo miran desde las tribunas una competencia.

Es en este momento cuando debemos centrarnos bien a la hora de escoger un experto, y Diario La Tribuna conversó con uno de vasta experiencia. Se trata de Carlos Mauricio Constanzo Aedo, quien se dedica a la mecánica automotriz y de hecho tiene un taller, Servicios Mecánicos Sisa, y lleva cuatro años radicado en la zona.

Toda su vida (36 años) ha estado vinculado con el mundo automotriz, ya que su padre lo mantuvo siempre cerca del deporte tuerca desde muy pequeño, cuando vivía en Punta Arenas, zona reconocida como un polo importante del automovilismo nacional.

Todo lo anterior lo transforma en una voz autorizada para manifestar su visión respecto a cómo iniciar una aventura en el mundo motor local.

“Para esto uno debe tener conciencia, uno debe mirar desde el punto de vista deportivo. Es lo principal; es un deporte de alto riesgo. Un auto debe cumplir con unas mínimas medidas de seguridad para poder correrlo. Debe tener buena carrocería, una buena suspensión, buenos neumáticos para un mejor agarre. Una jaula bien adherida al vehículo, butaca profesional y un cinturón de cuatro o cinco puntas en caso de volcamiento”, comentó.

Añadió que “lo que se hace en las carreras clandestinas no es bueno desde ningún punto de vista, tanto para la gente que anda cerca de ellos, y tampoco porque no hay nadie responsable”.

Para quienes pretenden correr un vehículo en Curanadu, Yumbel o Cabrero de manera oficial, el profesional entregó sus principales recomendaciones.

“Lo primordial es la seguridad. Yo pienso que lo principal es acercarse al club; hay un reglamento interno, hay bases sobre cómo debe ser un auto, y está bien especificado todo el tema de cómo debe ser, qué categoría quiere correr, y depende de qué quiere la persona. Lo mejor es ir al Calasac, y lo pueden orientar en lo que él quiere, le darán las pautas de seguridad y todo lo que lleva la competencia”, sostuvo.

Según su experiencia personal, fue al Calasac a una reunión para conocer el club, donde evaluó cuál era la categoría que le gustaba, y como ya tenía conocimiento de causa en lo que respecta una competencia de esta magnitud, le gustó la categoría V16 (Nissan); lo compró con todo y solamente le mejoró el motor.

Tiene dos autos más a los que está preparando, y todo con base en lo principal,que es la seguridad; después el motor, mejor suspensión, mejor neumático que se adhiera al pavimento o a lo que requiera la pista.

¿CUÁNTO CUESTA MODIFICAR UN AUTO?

“Uno busca un auto relativamente barato; ojalá tenga algún tipo de motor. O sea, en mi lugar, como tengo conocimientos de mecánica, para mí no es un problema, pero lo ideal es que tenga una carrocería como corresponde por el tema de un golpe o volcamiento, que lo pueda resistir. Por lo menos un millón de pesos sale un V16 dado de baja. De ahí hay que desmantelarlo, sacarle asiento, toda la electrónica, mandar a hacer la jaula y después ver el motor. Claudio Betancurt hace las jaulas a la mayoría, y debería costar cerca de 170 mil pesos”, contó.

También señaló que “luego uno toma el auto, le revisa la suspensión, neumáticos, ve la altura del vehículo, y contando jaula, deberíamos estar bordeando los 2 millones de pesos, sólo en esa parte llamémosle seguridad del vehículo”.

Adicional a todo lo anterior, que puede ser considerado como lo básico en materia de puesta a punto, donde entre la compra de un vehículo y su reestructuración se bordean los tres millones de pesos, la inscripción al club Calasac cuesta 25 mil pesos, y participar en cada fecha sale en 12 mil pesos más.

Por tanto, para integrarse a la competencia automotriz no basta con tener autos que visualmente se vean rápidos y atractivos, sino que implica una inversión no menor, ya que para este tipo de deporte, donde las velocidades son altas, la vida de cada piloto está en juego, y protegerla no tiene precio. 

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