El himno nacional de Chile y Ecuador se terminó sin música instrumental

Es tradicional que en cada campeonato que involucre selecciones nacionales, e incluso partidos amistosos, se entonen los himnos patrios de cada equipo.

Uno de los detalles que causó más rareza durante el pasado mundial Brasil 2014, es que el himno se podía cantar con una base instrumentalizada hasta cierta estrofa, de ahí en más la organización de la competencia permitía que cada país pudiera terminar su canción nacional, causando inmediatas críticas a tal decisión.

¿Por qué dejar que se entonen los himnos completos, pero sin el fondo musical? Hasta el día de hoy no han salido las respuestas a la luz, pero queda claro que no es algo que cuadre dentro de una probable teoría, que sería la intención de evitar pifias o demostración de escasa cultura cívica para ‘soportar’ el himno de otro país.

Un ejemplo claro es el que se dio en octavos de final, cuando Brasil enfrentó a Chile en el Mineirao, y la parcialidad local no tuvo el respeto suficiente en aquella ocasión.

CASO COPA AMÉRICA

Nadie lo ha mencionado, pero sin duda a más de alguno le ha causado extrañeza darse cuenta que cantó el himno chileno tal como pasó en el mundial.

La verdad es que, no existe coherencia entre una eventual teoría, con la decisión de permitir terminar el himno sin música.

Sería mucho mejor que, la organización de la Copa, la ANFP particularmente, diera el espacio para que cada país pueda entonar su himno completo, sin medidas prohibitorias, ya que también se puede tomar como una falta de respeto la imposibilidad de ‘hacer patria’ en determinadas circunstancias, y si el público va a impedir que una selección ‘disfrute’ de su canción nacional, lo hará desde el comienzo.

La idea es que lo de Brasil lo tomemos como un ejemplo, pero no de uno que haya que seguir, sino de algo que se debe perfeccionar. No se pueden hacer las cosas a media, menos con un elemento de identificación, propio de cada nación.

De todos modos, cabe destacar que, el himno nacional de Chile, con o sin música de fondo, de igual manera eriza la piel, sobre todo cuando lo entonan 45 mil almas.