Regístrate Regístrate en nuestro newsletter
Radio San Cristobal 97.5 FM San Cristobal
Diario Papel digital
La Tribuna

Adolfo Almarza se luce en su charla ante más de 400 estudiantes angelinos

por Nicolas Irribarra Irribarra

Con una historia de superación notable, este joven de Melipilla se enfrentó a la vida y superó con creces cada uno de los obstáculos que se le puso por delante. Con ello, ahora intenta dar el ejemplo a todos quienes escuchen sus charlas.

1-045 /

“Si yo puedo, es porque todos pueden”, con estas palabras el reconocido deportista nacional, Adolfo Almarza, inició la charla que dictó en el colegio adventista, que está ubicado en avenida Sor Vicenta.

Este atleta, quien a sus 12 años, en el 2000, perdió sus dos extremidades inferiores en un accidente de tránsito, instó a los jóvenes a poder realizar deporte, como una actividad permanente. De hecho, realiza una actividad deportiva que, muchos de los que están leyendo esta nota, de seguro no han practicado nunca.

Se dedica al mountain bike, en la categoría de descenso, compitiendo en la serie de élite de esta disciplina, donde están los mejores del mundo, y ahí está él, un chileno, con capacidades diferentes, pero que se ha sabido posicionar entre ellos.

Es el único a nivel mundial que practica el DownHill con prótesis en sus extremidades inferiores, algo que dificulta aún más la realización de este deporte, ya que para andar en bicicleta se requiere de mucha sensibilidad en los pies. Extremidades con las que no cuenta.

Todo esto, resumido en una historia adecuada para niños y niñas, en la que este joven de 27 años, relata su vida de esfuerzo y superación física y psicológica.

“Desde muy chico siempre fui deportista, siempre tuve buenas cualidades para el deporte. Tuve un accidente en un viaje en el que veníamos de Argentina. En el bus que viajaba chocó, y ahí murieron 3 amigos, y yo perdí ahí mismo mis dos piernas. Luego traté de jugar básquetbol, ping pong y otras cosas y no podía. Luego me dieron la opción de hacer bicicleta estática, como otra alternativa al tratamiento kinesiológico, haciendo cerca de 7 horas de terapia, y solo dos horas con el profesional”, cuenta Almarza.

Además, agregó que parte de su historia deportiva da un gran salto cuando compitió, por primera vez, en una carrera, por el año 2004.

“Trabajé toda la parte motriz, y me demoré solo cuatro meses en volver a caminar. Me accidenté en diciembre, y en marzo ya estaba caminando, en abril estaba sin muletas. Fue tanta la pasión, tanta la bicicleta, y mi papá me compró una bicicleta. Me junté con unos chicos que me trataron de igual a igual, y ellos me entregaron más fuerza de la que necesitaba. Así y todo, me demoré tres años en aprender a saltar. Empecé a andar con ellos, y a los 17 años, cuando recién partí, el nivel que iba era bastante bueno. Era mi primera carrera y ya me estaba tirando todos los saltos que hacían en la categoría de élite, y yo estaba en novicios”, relató.

Decidió dedicarse a la bicicleta porque, mientras recorría las calles, olvidaba sus problemas y rompía con la monotonía de su recuperación.

“Esto me ayudó, en la parte psicológica y en la física. En mis momentos tristes me subía a la bicicleta y transformaba esas instancias en momentos felices, y de ahí dije que no me quería bajar de la bicicleta”, comentó.

Son pocas las cosa que puede pedir, más que tener la posibilidad de poder cumplir con sus sueños y metas trazadas, como la de batir un record.

“La vida que he tenido ha sido completa, hay trabajo en equipo, hay liderazgo, hay ejemplo de cómo vivir con problemas, hay de felicidad y logros. Hoy me siento muy afortunado. Estoy feliz, pero aún me faltan objetivos por cumplir. Estoy en un proyecto bien grande, en la que voy a dar a conocer que en la vida los límites están en la cabeza”, señaló.

EL APODERADO QUE LO TRAJO

Milton Fuentes, profesor de educación física y apoderado del colegio en el que dictó la charla Adolfo Almarza, calificó la actividad como una instancia en la que los colegios deben invertir.

“Fue una experiencia inolvidable. El compartir con él, escucharlo, emociona. Uno espera el momento para estar un poco más a solas para poder expresar el cariño, la admiración que se siente cuando él expone. Es conmovedor, y sus palabras dichas al alumnado van a calar bien hondo en los jóvenes”, cerró Fuentes. 

Síguenos: Google News
banner redes
banner redes banner redes banner redes banner redes banner redes

¿Quieres contactarnos? Escríbenos a [email protected]

Contáctanos
EN VIVO

Más visto