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La Tribuna

El dramático testimonio de una madre discapacitada que cuida a sus hijos postrados

por Alejandra Sánchez

Francisca Bahamondes, sabe de dedicación. Su vida la ha dedicado para seguir dando la lucha por sus hijos Eli y Aldo de 22 y 32 años. Ambos con parálisis cerebral tetraparesia espática.

dramatico /

Por: Alejandra Sánchez Ocampo.

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Francisca Bahamondes, una mujer de Los Ángeles, madre de dos jóvenes con parálisis cerebral tetraparesia espática. Ella es todo amor y sentimiento, protagonista de una conmovedora historia cargada de sacrificio, superación y lucha, quien además sufre de una artrosis severa, enfermedad por la que debe usar bastones para movilizarse.

En relación a sus hijos, la historia resulta más conmovedora aún. La sacrificada mujer vive con tres de sus ocho hijos, Eli de 32 años, nació prematura, tuvo una asfixia en el parto y eso le produjo la parálisis, en el caso de Aldo de 22 años, nació sano, “a los 10 meses Aldito cayó enfermo por una negligencia médica, estuvo en la UCI en el hospital dos meses y medio internado, cuando me lo dieron de alta me extrañó cuando lo fui a buscar, por la sencilla razón de que al niño yo lo quería sentar y no se sentaba, la cabecita y sus manitos hacia atrás y a mí me llamó la atención, pero nadie me dijo nada, hasta cuando lo lleve a  control con un broncopulmonar y ahí me dijeron que el niño tenía una parálisis cerebral”, relato Francisca.

La enfermedad mantiene a ambos jóvenes en condición de postrados, imposibilitados de auto valerse, con epilepsia, retardo mental y problemas auditivos.

Por otra parte, su hijo Elvis, quien la ayuda en las tareas del hogar, sufre de un retardo mental.

La sacrificada rutina diaria

La dedicada madre relató a La Tribuna, lo difícil que es atender a sus hijos, incluyendo la discapacidad que la afecta, teniendo que enfrentar día a día el hacer las tareas cotidianas y lo que implica el cuidado de un paciente postrado.

Francisca, de 57 años, vive con tres de sus ocho hijos, con un nivel socioeconómico bajo, se dedica al hogar, realiza sus labores domésticas (lavar, barrer, hacer la comida etc.), además de atender a sus hijos, quienes dependen totalmente de ella, no caminan, no hablan, sólo balbucean. La madre es quien está al cuidado de sus dos hijos, y es quien sustenta los gastos del hogar, viviendo de la pensión de los cuatro integrantes de la familia, la que no supera los $300.000 mil pesos, lo que no le alcanza para suplir los gastos mensuales de los niños: “A veces no tengo ni para darle de comer a mis hijos, ni para mí”.

Las condiciones de la casa donde habitan es pequeña, utilizan la cocina como dormitorio, ya que estas se encuentran en el segundo piso por lo que en las condiciones de ella y sus hijos no pueden subir y bajar a cada rato.

“Es un sacrificio harto grande, porque ser mamá, papá, tía, profesora, ser todo, y a la vez ser dueña de casa, es algo muy difícil, por la sencilla razón de que en la situación que están ellos y yo, no puedo trabajar, para mí, mi vida, no ha sido de buenos recursos, siempre he tenido problemas”.

NO HAY OPCIÓN DE RENDIRSE

Francisca, es angelina, pero se fue a Concepción para poder atender a sus hijos en la Teletón, donde vivía con su madre quien la ayudaba con los niños, luego de que ella falleció, todo se le hizo más complicado, por lo que tomó la decisión de volverse a Los Ángeles, donde también están sus demás hijos. ” Luego de fallecer mi madre, lo pasé muy mal, era humillada, mal mirada, me trataban muy mal, tuve que aguantar humillaciones de mis vecinos, familiares, y por eso tome la determinación de venirme a Los Ángeles, además acá están mis hijos, aunque no vivan conmigo igual los veo, tengo contacto con ellos, no muy seguido, pero sé cómo están”, actualmente todos en situación de calle.

“Ha sido harto doloroso para mí, porque a ninguna madre le gustaría pasar por lo que estoy pasando yo, desgraciadamente todavía queda gente que ven a un niño diferente, lo miran como bicho raro”, enfatizó Bahamondes.

LA NECESIDAD DE AYUDA

Esta madre cuenta que ha realizado todas las gestiones para poder recibir ayuda, tanto por parte del municipio y del Cesfam, reconociendo que ellos la han ayudado en realizar gestiones para el cuidado de sus hijos y ella, “en la municipalidad me dijeron que tenía que tener 6 meses viviendo acá para recibir una ayuda, yo llegué el 18 de diciembre, y desgraciadamente no le puedo decir a mi hijo que esperen 6 meses en los que no me pueden pedir qué comer o dar pañales.

Y en el Cesfam, tuve una entrevista con la asistente social de postrados, quedó de venir a dejarme la respuesta para ver que se hacía en mi caso, incluso yo todavía le estoy retirando sus remedios en Concepción”.

Están gestionando los trámites para la ayuda, pero el plazo entre que se gestione y la espera de los niños no se puede.

“Por mí ni un problema, mi asunto es que mis niños tengan que esperar. Esa es mi realidad, si tuviera alguna forma de poder darles o alguien que nos ayudara con los alimentos de los niños, para mí sería estupendo”.

Además, es la propia madre que reconoce que desde hace meses no se ha podido realizar controles médicos,” estoy dedicada cien por ciento a mis hijos, no puedo darme el lujo de descansar y darme mi espacio, desgraciadamente no lo puedo hacer, primero están mis hijos y después estoy yo, si es que puedo”, puntualizo Francisca.

LA SITUACIÓN ACTUAL

La dedicada madre, cuenta que actualmente se encuentra totalmente desprotegida, sin nada, necesitada de todo para ella y sus hijos, sumándole a eso que hay que pagar arriendo y las cuentas básicas de la casa.

Si bien, los dos tienen su silla de ruedas, su catre clínico, pero el espacio es muy chico, por lo que no pueden llevarlos a la casa, no tiene como darle la alimentación necesaria a sus hijos, gasta más de 250 mil pesos en cada uno, por lo que con la pensión que reciben no alcanzan a terminar el mes. 

“Estamos totalmente solos, tengo pero es como no tener familiares, soy una persona extraña para la familia. Los tengo sin pañales, leche y alimentación, son las 2 de la tarde y no tengo qué darles. Mi hijo Aldo necesita alimentación especial, entonces si tengo té, café o leche le doy eso para que no se me muera de hambre, no debiera tomarlo, pero entre comer y no comer prefiero que coma”.

“Yo necesito que me den una manito para poder organizarme, porque si yo no tengo el dinero para lo que necesitan, y para viajar a Concepción a buscar sus remedios, ahí van a quedar los niños”, concluyó la afligida madre.

A pesar de sus 32 años de lucha ininterrumpida por sus hijos y los grandes desafíos de ser un cuidador, Francisca sigue centrada en salir adelante y seguir disfrutando con las pequeñas cosas de la vida.

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