Desalación en Chile: permisos sectoriales y desarrollos de hasta 11 años plantean desafíos ante la sequía

Chile enfrenta hoy una sequía que el director de la Asociación Chilena de Desalación y Reúso (Acades A.G.), Arturo Errázuriz, califica como "estructural" y no meramente temporal, dados los cambios —hasta ahora, descritos como "permanentes"— en el patrón hidrológico del país. Ante este escenario crítico, la desalinización se presenta como una solución tecnológica probada y viable, que ya posee 32 plantas mayores a 20 litros por segundo ya operando y una cartera de 50 proyectos en distintas etapas de desarrollo que superan los US$20.000 millones en inversión.

Según describe el directivo, la implementación de estas alternativas se ha visto frenada por la ausencia de un marco regulatorio claro y específico, a lo que se suma un proceso de obtención de permisos que puede demorar hasta 11 años. El proceso, a su parecer, es excesivamente largo, dado que la crisis afecta no solo a la industria y la minería, sino también al consumo humano.

DESALINIZACIÓN Y GRANDES CIFRAS

El experto de Acades A.G. destaca que la tecnología de desalinización ya es una realidad nacional. En términos de infraestructura existente, mencionó que Chile cuenta con más de 30 instalaciones. Precisamente, hay 32 plantas que se consideran de una escala relativamente grande, por superar los 20 litros por segundo de capacidad operativa.

Además de las plantas ya en operación, Errázuriz detalló que existen cerca de 50 proyectos adicionales que se encuentran en etapa de desarrollo. La inversión asociada a estos últimos es considerable y supera los US$20.000 millones. El sector, por lo tanto, ha demostrado su capacidad técnica y comercial para proveer una solución a la escasez hídrica que azota a la nación.

EL DESAFÍO DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Según el director de Acades, el primer gran desafío para el país es la necesidad de entender la situación impuesta por el cambio climático. Mientras que habitualmente se orienta el concepto de sequía a algo temporal, la realidad chilena es descrita como permanente.

El representante considera que la adaptación a la menor disponibilidad hídrica es fundamental. Este es un desafío de gran envergadura, pues mientras no se logre esta comprensión a nivel nacional, se hace difícil enfrentar el problema de manera efectiva y, lo es aún más, buscar soluciones concretas.

LA BARRERA REGULATORIA

Al centrarse en los desafíos propios del sector de la desalinización, Errázuriz indicó que el principal problema es la ausencia de un marco regulatorio claro y específico. Este vacío legal ha complicado en ocasiones la implementación de proyectos.

No obstante, el directivo puntualiza que ya se está trabajando en una ley para el uso del mar, dado que una legislación adecuada podría proveer las herramientas necesarias para impulsar la instalación de plantas y, consecuentemente, abordar la sequía estructural.

En relación con el déficit regulatorio, el segundo gran desafío es la conocida "permisología". El experto en desalinización denunció que el desarrollo de un proyecto, desde su inicio hasta su finalización, puede llegar a tomar hasta 11 años.

El problema radica en que el sistema actual de obtención de permisos es demasiado lento, ante lo que el titular de Acades hizo hincapié en la necesidad de mejorar en eficiencia, sin dejar de lado el respeto fundamental por las comunidades y el medio ambiente.

MODELOS INTERNACIONALES

Para superar los problemas, el representante gremial sugirió que Chile debe comparar su experiencia con la de otros países que han implementado la desalación de forma exitosa. Estas naciones han puesto el foco en la idea de que el agua es esencial para la vida y el crecimiento. Países como Australia, Israel, España y Arabia Saudita han generado regulaciones que facilitan la implementación de soluciones y buscan abordar los desafíos de la permisología.

El vocero de la asociación mencionó el caso de Australia, donde se generaron políticas que permitieron desarrollar plantas de desalación no solo para un uso específico, sino también para cumplir un rol de respaldo. El concepto es similar al que se aplica en el mercado de la energía: las plantas están preparadas para operar y asegurar el suministro incluso si vuelve a llover o si hay mayor disponibilidad de aguas continentales. No se debe esperar a que ocurra una "megacrisis" para tener una solución lista.

El director gremial recalcó que en el sector energético existen plantas que cumplen un rol de respaldo ante escenarios donde las energías renovables no pueden suplir la demanda total. En el caso del agua, la criticidad es incluso mayor para el funcionamiento de las ciudades y la industria.

Finalmente, el experto subrayó un desafío complementario: la valoración del agua. Errázuriz lamentó que, mientras la gente valora y paga por servicios o bienes como Netflix o un celular de alta gama; el agua, que es esencial, a menudo es subvalorada.

"Es crucial educar a la gente, las autoridades, los empresarios y las ONG sobre el valor real del agua y la importancia que tiene en la vida diaria", finalizó.